Ayer 129/2023 (1): 213-244
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2023
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/1182
© Juan Antonio Simón
Recibido: 29-12-2019 | Aceptado: 09-07-2020 | Publicado on-line: 10-01-2022
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License

Franquismo, diplomacia y fútbol: la gira del Real Madrid en Sudáfrica

Juan Antonio Simón

Universidad Politécnica de Madrid
juanantonio.simon@upm.es

Resumen: Este artículo tiene como objetivo principal analizar el papel que tuvieron los servicios diplomáticos españoles durante la gira que realizó el Real Madrid por Sudáfrica en septiembre de 1964. Al mismo tiempo, esta investigación también plantea dos objetivos específicos: el primero aborda el impacto que la visita del club tuvo en este país, y el segundo estudia el papel que desempeñó esta entidad deportiva dentro de la política exterior del franquismo. A través de la documentación del Ministerio de Asuntos Exteriores conservada en el Archivo General de la Administración, se ha podido demostrar el estrecho seguimiento que dicho organismo realizó de esta gira internacional.

Palabras clave: franquismo, fútbol, diplomacia, Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Real Madrid.

Abstract: The main objective of this paper is to analyze the role played by the Spanish diplomatic services during Real Madrid’s tour of South ­Africa in September of 1964. It undertakes two specific objectives. First, it explores the impact that the club’s visit had on this country. Second, it studies the role of this sporting entity within Franco’s ­foreign policy. Through the documentation of the Ministry of Foreign Affairs conserved in the General Administration Archive, we demons­trate just how closely the Ministry monitored this international tour.

Keywords: Francoism; football; diplomacy; Spanish Ministry of Foreign Affairs; Real Madrid.

Introducción

En septiembre de 1964 el equipo de fútbol del Real Madrid CF viajó a Sudáfrica para realizar una gira de varios encuentros amistosos. Por primera vez en la historia del deporte sudafricano, un club de fútbol español visitaba este país para enfrentarse en Johannesburgo y Ciudad del Cabo a dos equipos locales. En un país en el que el fútbol era un deporte minoritario, el Madrid llegaba con sus famosas estrellas del balón y con la aureola de ser uno de los mejores equipos en el panorama internacional desde mediados de los años cincuenta. Si a nivel deportivo este hecho puede entenderse como de una importancia menor, si se inserta dentro del contexto de la utilización del fútbol como una herramienta diplomática por parte del régimen de Franco, esta gira internacional merece una investigación detallada. Profundizar en el análisis de la preparación y el desarrollo de estos encuentros a través de la información de los servicios diplomáticos nos permite descubrir los diferentes medios que utilizó el régimen durante estos años para favorecer una estrategia específica de política exterior, y que tuvo en el deporte, y de forma específica en el fútbol, uno de sus principales actores.

Durante la segunda mitad de los años cincuenta el Real Madrid había conseguido imponerse en las cinco primeras ediciones de la recién creada Copa de Europa (desde 1956 a 1960), convirtiéndose desde ese momento en un instrumento de propaganda del franquismo, tanto a nivel interno como más allá de sus fronteras. Era la cara amable de una dictadura que desde el principio de los años cincuenta había conseguido superar una fase de exclusión internacional como castigo por su estrecha relación con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, para consolidar progresivamente un sistema autoritario que se benefició de la transformación del contexto internacional con el inicio de la Guerra Fría.

Esta investigación ha tenido como objetivo principal analizar el papel que tuvieron los servicios diplomáticos españoles y el propio Ministerio de Asuntos Exteriores de España durante la gira internacional que realizó el Real Madrid en Sudáfrica durante el mes de septiembre de 1964. Del mismo modo, se ha tratado de dar respuesta a dos objetivos específicos: el primero de ellos afronta el estudio del impacto que la visita del club español tuvo en Sudáfrica y cómo fue recogida por la prensa del país; y el segundo pretende estudiar, describir y delimitar el papel que desempeñó el Madrid como institución deportiva dentro de una clara estrategia de política exterior implementada por el franquismo.

En cuanto a los recursos utilizados para poder dar forma a esta investigación, conviene destacar que se ha tenido acceso a fuentes primarias de gran relevancia, como la variada documentación que conserva sobre este viaje el Archivo General de la Administración y en concreto el fondo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, y que ha sido fundamental para descubrir la implicación de los servicios diplomáticos españoles antes, durante y después de la realización de la gira internacional. Al mismo tiempo, y a través de la consulta de la prensa sudafricana de la época (The Star, Rand Maily Mail, Sunday Express y Pretoria News), se ha podido analizar con mayor detalle el impacto que la visita del Real Madrid tuvo en Sudáfrica y cómo este tipo de encuentros amistosos internacionales se convirtieron en uno de los principales medios que durante este periodo utilizó el club para conseguir aumentar sus ingresos económicos.

Durante las últimas décadas se ha apreciado un indudable aumento en el número de publicaciones científicas que han abordado desde una perspectiva histórica el estudio de la relación entre deporte y franquismo 1. Pese a la centralidad que ha tenido esta temática en la historia del deporte español, han sido muy pocos los trabajos que han afrontado de forma específica la relación entre deporte y relaciones internacionales durante la dictadura de Franco 2. En cambio, a nivel internacional sí que se ha podido constatar un aumento en el interés por parte de los investigadores sobre este ámbito de estudio, creciendo considerablemente el número de publicaciones en la última década, así como la diversidad de las temáticas analizadas, las fuentes utilizadas y las metodologías desarrolladas 3. Desde este punto de vista, se considera necesario que los investigadores sigan reflexionando sobre la función que desempeñó el deporte dentro de la política exterior del régimen, analizando cómo la estrategia diplomática española influyó directamente en las relaciones deportivas internacionales de este país, descubriendo sus límites y cómo fue su evolución desde 1939 hasta 1975, en clara consonancia con las diversas etapas por las que transitó la política exterior.

Por último, otro de los elementos más innovadores de este artícu­lo es su intención de favorecer los estudios sobre lo que podríamos denominar «diplomacia deportiva», vertiente de trabajo que para el propio Juan Carlos Pereira Castañares ha sido muy poco abordada por los especialistas en España 4. Presentamos un primer apartado, en el que se afronta la evolución desde los años cuarenta de la relación entre política exterior y deporte. A continuación, se analiza la situación del Real Madrid a principios de los años sesenta, incidiendo en cómo afecta el final del ciclo de triunfos europeos en el beneficio económico y en el prestigio internacional del club, así como en su papel de «embajador» del régimen. Por último, el siguiente apartado estudia con detalle a través de la documentación del servicio diplomático, el proceso de preparación y desarrollo de la gira del club español por Sudáfrica y el papel que desempeñó en todo el proceso el propio Ministerio de Asuntos Exteriores.

Franquismo, deporte y relaciones internacionales: del aislamiento y la autarquía al anticomunismo y la apertura exterior

El cambio que se pudo apreciar en la coyuntura bélica de la Segunda Guerra Mundial a partir de 1942 provocó un alejamiento del régimen de Franco hacia las potencias del Eje y una radical modificación de la dinámica fascistizante que se había tratado de implementar hasta ese momento. Este cambio de estrategia llegó incluso a propiciar en agosto de ese mismo año el cese de Serrano Suñer, secretario de la Junta Política de Falange y ministro de Asuntos Exteriores. Pese a que el franquismo trató a partir de ese momento de mostrar su cercanía con los países Aliados, no pudo evitar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobara en su conferencia fundacional en junio de 1945 una condena explícita hacia España, iniciando una fase de aislamiento internacional con la retirada de los embajadores en diciembre de 1946. A lo largo de 1947 las crecientes diferencias entre los países vencedores comenzaron a definir la denominada Guerra Fría o política de bloques, suavizando desde ese momento la situación que vivía España. Al mismo tiempo, los intereses económicos y estratégicos comenzaron a pesar más que las críticas y el rechazo al franquismo. Por otro lado, Franco se preocupó en subrayar desde ese momento su profundo anticomunismo, el indudable peso del catolicismo y su importancia geoestratégica, lo que terminará provocando que Estados Unidos y sus aliados europeos acepten un franquismo «desfascistizado» como mal menor frente al temor comunista 5.

Como resultado de lo anterior, la evolución de la Guerra Fría rebajó el cerco diplomático sobre el franquismo. Mientras que en 1948 Francia y Gran Bretaña firman los primeros acuerdos comerciales con la dictadura, en 1950 la ONU revoca la resolución condenatoria hacia España de 1946, lo que dejaba abierta la vía para el retorno de los embajadores a Madrid. En 1953, con el aumento de la tensión bélica entre las dos superpotencias creada por la Guerra de Corea, la estrategia de Franco de aguantar a la espera de un mejor contexto internacional alcanzó su punto de mayor éxito con la firma del Concordato con el Vaticano y los pactos con los Estados Unidos de ese mismo año. En 1955 España ingresa por fin en la ONU, lo que tuvo para este país un importante trasfondo político y simbólico al ratificar formalmente su salida del ostracismo internacional. El nombramiento de Fernando Castiella como ministro de Asuntos Exteriores en febrero de 1957 tendrá como principales líneas de actuación el incidir en la imagen católica y anticomunista del régimen al mismo tiempo que buscaba «maquillar» diplomáticamente la imagen exterior del franquismo para, por un lado, acercarse a los países de Europa Occidental con la intención de conseguir una futura adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), y de paso intensificar las relaciones con Washington. La política exterior española desarrolló una clara tendencia occidentalista y europea, que influyó directamente en las relaciones deportivas internacionales de los clubes de fútbol españoles.

El inicio de los años sesenta estuvo marcado por una clara apuesta por la modernización social y económica que definió el Plan de Estabilización de 1959, lo que se reflejará en la apertura internacional y el incremento de la presencia exterior. De esta forma, España solicita la adhesión a la CEE en 1962, teniendo que esperar hasta junio de 1970 para concretizarse la firma de un Acuerdo Preferencial con esta institución. En línea con esta nueva etapa se inserta la renegociación de los acuerdos con Estados Unidos en 1963, así como la intensificación de las relaciones bilaterales con Francia y Alemania Occidental y el inicio de una política de acercamiento diplomático con los nuevos países surgidos en el continente africano durante los años sesenta. En 1958 España ingresa definitivamente en el Banco Mundial y en el Fondo Monetario Internacional, y un año más tarde hará lo mismo en la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), antecedente de la actual OCDE, apostando por un capitalismo autoritario y olvidando el sueño de convertirse en la «reserva espiritual» de Occidente. Dentro de esta nueva estrategia diplomática, es importante señalar que la primera reunión entre los embajadores de España y la Unión Soviética se produjo en París en 1958, con la intención de poner los pilares de una futura colaboración entre ambos países que se planteó entre 1963 y 1964, y que terminará quedando consolidada en 1967, cuando se permita a los barcos soviéticos la utilización de los puertos españoles 6.

Al mismo tiempo, la evolución tanto de la política interior como exterior impactó de forma directa en el ámbito del deporte español. La «batalla diplomática» durante la guerra civil también encontró en el deporte un lugar de enfrentamiento con el que poder alcanzar una legitimación internacional. En noviembre de 1937 la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) decidió en una reunión de su comité ejecutivo en París, reconocer a la recién creada Federación Española de Fútbol de la zona franquista con sede en San Sebastián y permitirle gestionar el fútbol en su zona de influencia, al mismo tiempo que también mantenía de forma provisional ese derecho a la federación legítima instalada en Barcelona desde enero de 1937. El avance de la guerra en el frente de Cataluña provocó que el máximo organismo internacional del fútbol perdiera progresivamente su confianza en el Gobierno de la República, para depositarlo en las nuevas autoridades franquistas del deporte 7.

Mientras tanto, desde la zona nacional los miembros españoles del Comité Olímpico Internacional (COI), Santiago Güell i López —barón de Güell—, el conde de Vallellano junto con Josep Mesalles Estivill, secretario del Comité Olímpico Español (COE), se encargarían de contactar con el COI desde octubre de 1937 para conseguir la reconstitución de dicho comité, al tiempo que, desde Barcelona, el desarrollo de la guerra hacía imposible la actividad normal del «COE republicano». La cercanía ideológica con los sublevados del presidente Baillet-Latour facilitó la respuesta positiva del COI. En diciembre de 1937 se reconstituyó el COE en San Sebastián bajo la presidencia del general José Moscardó, quedando de esta forma definitivamente disuelto y cesado de su representación el comité republicano. A finales de 1937, podemos decir que la «batalla diplomática» del deporte había sido ganada por los seguidores de Franco 8.

El 22 de febrero de 1941 se crea la Delegación Nacional de Deportes de Falange Tradicionalista y de las JONS (DND), organismo que estará bajo el control de la Secretaría General del Movimiento y que disfrutará de un control absoluto respecto a la implementación de la política deportiva del régimen. Sus responsabilidades abarcaban ámbitos que iban desde la Medicina Deportiva, Prensa y Propaganda, el departamento de Deportes Militares y el de Deportes del Movimiento, pasando por la jefatura del departamento de Federaciones Nacionales, e incluso el control de los nombramientos de presidentes y vicepresidentes de las diferentes federaciones y comités directivos, así como los presidentes y vicepresidentes de todas las federaciones regionales 9. La DND mostró desde su origen un especial interés en impulsar el encuadramiento de los distintos sectores de la sociedad a través del deporte 10.

Igualmente, desde el inicio del franquismo el fútbol se transformó con rapidez en una válvula de escape de las tensiones sociales o de canalizador de estas hacia un espacio de menor conflictividad. El aislamiento del contexto internacional que se vivió en esta etapa abocó al régimen a encontrar en el fútbol un agente de comunicación internacional capaz de conseguir sobreponerse al bloqueo que sufría el país. La simple celebración de partidos de fútbol internacionales, se mostraban a través de la maquinaria propagandística del franquismo como rotundos éxitos frente a las restricciones diplomáticas exteriores. Los contactos internacionales del fútbol español durante este periodo se reducirán prácticamente a enfrentamientos con los «países amigos» como Portugal, Alemania e Italia.

La sumisión del deporte a los intereses del Estado provocó que la DND pusiera una especial atención en los encuentros internacionales que se celebraban dentro y fuera del país. Para que cualquier club o deportista español pudiese competir fuera de sus fronteras era necesario que previamente se realizase la conveniente solicitud al Ministerio de Asuntos Exteriores y que este organismo, después de valorar las relaciones diplomáticas que existían con el país de acogida, denegase el permiso o concediese la oportuna autorización: «La autorización se hace necesaria porque la Delegación Nacional de Deportes ha de recabarla a su vez de la Superioridad, y puede ocurrir que ésta no estime oportuno el contacto deportivo con alguna nación en un determinado momento, por razones que sólo ella puede precisar» 11.

La participación de deportistas españoles en competiciones internacionales, y sobre todo en aquellas en las que se tenían que enfrentar a equipos del otro lado del telón de acero, fue prohibida coincidiendo con el periodo de mayor aislamiento exterior, de autarquía y presión internacional desde el final de la guerra civil hasta el inicio de la década de los cincuenta 12. El Ministerio de Asuntos Exteriores preparó en julio de 1948 un documento, en el que se subrayaba la importancia que podía tener este deporte como herramienta de propaganda. Indicaban en dicho texto que era de gran importancia que los clubes españoles empezaran a competir a nivel internacional para mostrar una imagen de ficticia normalidad, pero evitando que se disputasen «encuentros en los cuales exista un evidente riesgo de derrota para el conjunto nacional». Se especificaba que no existían problemas para concertar encuentros con países como Portugal, Irlanda, Suiza, Holanda, Suecia, Grecia y Egipto con los que desde finales de los años cuarenta se mantenían unas fluidas relaciones diplomáticas. En cambio, frente a países como Inglaterra, Escocia y Gales, el Ministerio hacía constar a los clubes de fútbol españoles que dada la calidad de los jugadores de estos países era necesario estar preparados lo mejor posible, «para afrontar dignamente a estos rivales». Se insta a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a que procure confirmar la participación en estos partidos de «los mejores equipos nacionales, asegurándose de que el rival extranjero es de categoría equivalente, y siempre en las mejores condiciones de eficacia y, previa, naturalmente la consulta de rigor». Mientras tanto, las relaciones deportivas con los países comunistas del este de Europa eran drásticamente prohibidas 13.

En febrero de 1959 el Ministerio se reunió con la Secretaría General del Movimiento, confirmando el interés que tenía este organismo en tener bajo su control todas las actividades deportivas que se realizaban fuera del país. El embajador español en Roma se había enterado por la prensa que ese mismo mes se iba a celebrar en la capital de Italia un encuentro de fútbol entre la selección española y la italiana, y en ningún momento se le había informado de este hecho. El Ministerio reitera a la Secretaría General que era necesario que ellos se enteraran «con prudente antelación de cuanta actividad deportiva internacional de toda índole tenga lugar con la participación de España». Se reconocía que cuando se realizaba algún encuentro deportivo con los países de la órbita comunista se les consultaba, pero que no siempre se informaba convenientemente «sobre la organización de actividades deportivas que afecten a nuestro País y a otros del mundo libre». Era necesario que la Secretaría General pusiera un especial interés en coordinar previamente estas relaciones deportivas internacionales incluso con países con los que existían buenas relaciones diplomáticas. Se subraya la importancia de avisar al Ministerio con anterioridad al compromiso firme de los clubes, para evitar problemas posteriores en el caso de negarse el permiso. Por último, el texto menciona la importancia estratégica que tiene para el servicio diplomático el utilizar como un medio de propaganda los éxitos del deporte español fuera del territorio nacional: «En muchas ocasiones conviene a España dar un mayor realce a ciertas actividades o competiciones deportivas que tienen lugar en el exterior y en las que nuestros deportistas tomen parte. En estos casos, la Misión diplomática española debe contribuir de alguna forma a dar mayor relieve a nuestra presencia fuera de nuestras fronteras» 14.

El ejemplo anterior muestra claramente cómo la llegada de Castiella al Ministerio en febrero de 1957 supuso el inicio de una nueva fase en la política exterior española, que tuvo un impacto inmediato en las relaciones internacionales de los clubes de fútbol. Se constata una clara evolución desde una primera fase de radical intransigencia a permitir a los clubes españoles que pudieran enfrentarse con países comunistas y sobre todo frente a la Unión Soviética, a plantearse, desde finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, los beneficios que a nivel de propaganda internacional podría aportar al régimen la celebración de encuentros internacionales, la organización de grandes eventos deportivos como los Juegos Olímpicos o la Copa del Mundo de fútbol, y la necesidad, por último, de normalizar las relaciones deportivas con la Unión Soviética, como ya habían realizado las principales potencias de Europa occidental.

En línea con esta idea, se inserta la decisión del régimen al prohibir a la selección española disputar su eliminatoria frente a la Unión Soviética en la primera edición de la Copa de Europa de Naciones en 1960. En cambio, cuatro años más tarde, los intereses políticos permitieron que España pudiera albergar la fase final de la segunda edición de este torneo. En la final disputada en el estadio Santiago Bernabéu y ante la presencia de Franco, el equipo español se impuso al soviético mientras miles de aficionados coreaban el nombre del dictador 15.

El Real Madrid embajador del franquismo: la preparación de la gira en Sudáfrica y su interés diplomático

Los triunfos del Real Madrid en las cinco primeras ediciones de la Copa de Europa entre 1956 y 1960 crearon un contexto ideal para el inmediato fortalecimiento de las relaciones entre este club y las autoridades franquistas. El inicio de sus éxitos en Europa coincidió con las primeras fases del final del periodo de aislamiento internacional que desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial estaba sufriendo el franquismo. Este cambio de ciclo tendrá su plasmación con la firma del concordato entre España y la Santa Sede en 1953 y los posteriores acuerdos con los Estados Unidos, en julio y agosto de ese mismo año. El fútbol, y de forma específica el Madrid, adquirió un estatus de embajador internacional en un contexto de cambio en la estrategia diplomática. Para González Calleja este club permitió su utilización por parte del régimen de forma «voluntaria y conscientemente», mientras que los cónsules y embajadores aprovechaban estas situaciones para fortalecer o mejorar la posición diplomática española 16. El Madrid siempre trató de mantener una estrecha relación con los miembros del Ministerio de Asuntos Exteriores, utilizando la cercanía que ligaba a Raimundo Saporta, vicepresidente del club, con Ramón Sedó, director general de Política Exterior e incluso con el propio ministro de Asuntos Exteriores, Castiella. Son conocidas las declaraciones de Alfredo Sánchez Bella, embajador en Italia entre 1962 y 1969, quien reconocía que el club madrileño era «uno de los mejores instrumentos, acaso el mejor y mayor que en los últimos tiempos hemos tenido, para afirmar nuestra popularidad fuera de las fronteras» 17. Opinión muy similar a la que en octubre de 1968 ofrecía a la prensa el ministro secretario general del Movimiento José Solís, reconociendo a los propios jugadores del Real Madrid que «vosotros habéis hecho mucho más que muchas embajadas desperdigadas por esos pueblos de Dios. Gente que nos odia ahora nos comprende, gracias a vosotros, porque rompisteis muchas murallas» 18.

Julien Rieck ha sintetizado en sus investigaciones los dos motivos por los que considera que los partidos oficiales, así como las giras y encuentros amistosos internacionales que disputó el Madrid durante estos años, fueron de gran beneficio para el régimen de Franco. En primer lugar, era mucho el dinero que este club percibía (por lo general en dólares) por este tipo de partidos, lo que suponía un relevante retorno de divisas en el país a través de los impuestos que se tenían que pagar por este tipo de encuentros a las autoridades franquistas. En segundo lugar, los directivos del club, y principalmente el vicepresidente Raimundo Saporta, informaban a través de correspondencia ordinaria e incluso en forma de amplios informes, sobre la situación política, económica y social de los países que visitaban tanto con el equipo de fútbol como con la sección de baloncesto 19. Por otro lado, autores como Bahamonde han destacado que el aumento de ingresos del club durante la segunda mitad de los años cincuenta fue aparejado de una multiplicación de los gastos, provocados por la imperiosa necesidad de contratar nuevos jugadores que atrajeran espectadores y aseguraran triunfos. Las dificultades económicas llegaron cuando los triunfos dejaron de repetirse 20.

Durante la primera mitad de los años sesenta el Real Madrid vivió inmerso en un proceso de transición y de relevo generacional propiciado sobre todo por el final del increíble ciclo de victorias conseguidas en la Copa de Europa, y por la marcha del club de Alfredo Di Stéfano, el jugador que mayor influencia tuvo en los éxitos conseguidos durante este periodo, llegando a convertirse en la propia imagen viva del Real Madrid. Pocos meses antes de su visita a Sudáfrica, en concreto en mayo de 1964, el club había perdido la final de la Copa de Europa en Viena contra el Inter de Milán. La derrota europea coincidía con el último partido que Di Stefano jugaba en el Madrid, símbolo de la constatación del final de un ciclo deportivo que se unía a las dudas que desde principios de la década se vivían dentro de esta sociedad respecto a su sostenibilidad económica 21. Para tratar de hacer frente a dicha situación, la directiva apostó por el aumento en la contratación de partidos amistosos internacionales. En este contexto económico-deportivo es en el que se inserta la visita del Real Madrid a Sudáfrica en 1964 22.

El 14 de agosto de ese mismo año el embajador español en Pretoria, Luis García de Llera, contacta con el Ministerio de Asuntos Exteriores para informar sobre la «extraordinaria expectación» que había despertado entre los aficionados sudafricanos las noticias publicadas por la prensa de este país relacionadas con la posible visita del Real Madrid a Johannesburgo. El representante diplomático se hacía eco de unas informaciones en las que se mencionaba que Dave Marais, presidente de la National Football League (Liga Nacional de Fútbol-NFL) y vicepresidente de la Football Association of Southern Africa (Federación Sudafricana de Fútbol, FASA), había llegado a un acuerdo con el club español para que «juegue un partido contra un equipo representativo de Sudáfrica el día 8 o 9 del próximo mes de septiembre en Johannesburgo». El encuentro en cuestión se encuadraría dentro de los festejos programados para el conocido como Johannesburgo Festival. García de Llera comunica al Ministerio que su embajada todavía no había recibido ninguna información desde España sobre este tema, y solicita que se pongan en contacto con el Real Madrid para que se confirmen estas informaciones, «a fin de que esta Embajada pueda estar en condiciones de prestar todo el apoyo que sea necesario al mencionado equipo» 23.

Desde principios de agosto de 1964 se sucedieron en la prensa sudafricana noticias que informaban sobre las negociaciones que se estaban llevando a cabo para conseguir el acuerdo con el Real Madrid. El periódico The Star mencionaba en su edición del 1 de agosto que el club español estaba dispuesto a visitar Sudáfrica, si eran capaces de encajar el partido en el mes de septiembre. El mismo periódico reconocía que «los gastos que implicaba el traer al Real Madrid para un partido podrían exceder los R40,000» 24, informando a sus lectores que el equipo español «es reconocido como uno de los más importantes clubes de fútbol del mundo», aunque también precisaban que en este momento no tenían el prestigio que habían alcanzado durante la segunda mitad de los años cincuenta, pero todavía contaban en su equipo con «tres jugadores que estarán entre los más grandes» como Ferenc Puskas, Alfredo Di Stéfano y Paco Gento 25. El Real Madrid y concretamente su vicepresidente Raimundo Saporta estaban considerando seriamente la posibilidad de viajar a Sudáfrica, y habían solicitado a Marais más información sobre los términos concretos de la oferta. El Rand Daily Mail señalaba que los costes de traer a este equipo a Sudáfrica podrían llegar a los R60,000, mencionando que Dave Marais tenía intención de viajar en los próximos días a España para reunirse con los directivos del club 26.

En realidad, el interés de la NFL por contratar al Real Madrid había comenzado tres años antes, «pero el coste, principalmente por los altos impuestos provinciales, fue el motivo de abandonarlo», siendo retomadas las negociaciones en los últimos tres meses a través de la embajada sudafricana en Madrid. El equipo inglés del Tottenham Hotspur había recientemente rechazado la visita del Real Madrid a Londres, porque consideraba que las 12.500 libras que exigía el club español por disputar un encuentro eran excesivas. Marais aseguraba «que ni el Johannesburg Festival ni las dos principales federaciones de fútbol en Sudáfrica pueden sufrir alguna pérdida económica». Por otro lado, todos eran conscientes que posiblemente después de la asamblea que tendría la FIFA el próximo mes de octubre en Tokio, se tomaría la decisión de prohibir a la FASA traer equipos de fuera del país 27.

Es necesario recordar que desde principios de los años sesenta los organismos internacionales del deporte comenzaron a tomar medidas frente a las políticas de discriminación y segregación racial que habían sido implantadas en Sudáfrica. Estas prácticas, por ejemplo, contravenían los principios fundamentales de la Carta Olímpica del COI. Al mismo tiempo, la presión internacional aumentó a través de organismos como el Comité Olímpico no-racial de Sudáfrica (SAN-ROC), el Movimiento Británico Anti-Apartheid, federaciones internacionales y comités olímpicos nacionales 28. El COI advirtió seriamente a este país en 1963 y un año después, en la 61.ª Sesión celebrada en Innsbruck, se procedió a retirar la invitación al comité olímpico nacional de Sudáfrica para poder participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 29.

En 1963 la FIFA revocó la suspensión que mantenía desde 1961 a la FASA al considerar que ya no existía una discriminación intencionada, lo que provocó una dura campaña de críticas por parte de la Confédération Africaine de Football (CAF), organización que representaba a la mayor parte de las federaciones africanas de fútbol. Las continuas disputas sobre este tema llevaron a plantear en el congreso de la FIFA celebrado en octubre de 1964, en Tokio, el debate sobre la total expulsión de la FASA de esta organización. Al final se decidió volver a suspender a la federación sudafricana, lo que no evitó que la discriminación racial siguiera imperando en el fútbol de este país, aunque limitaron sus contactos a nivel internacional. El motivo de estas decisiones claramente enfrentadas a otros organismos como el COI, fue el apoyo que desde el primer momento tuvo la FASA del propio presidente de la FIFA, Sir Stanley Rous. Se tendrá que esperar a la llegada a la presidencia en 1974 de João Havelange, para que cambie radicalmente esta tendencia 30. El motivo anterior puede ser una de las principales razones que expliquen la falta de menciones expresas al tema del apartheid en los despachos diplomáticos consultados en esta investigación.

Uno de los temas que ocuparon más espacio en las cabeceras sudafricanas fue la noticia de la marcha de Alfredo Di Stefano del Real Madrid y su posible fichaje por otro club. Este hecho ponía en peligro uno de los mayores atractivos que ofrecía el Madrid en su visita a Sudáfrica. Di Stéfano había rechazado varias ofertas del Celtic de Glasgow y de clubes italianos, y finalmente llegó a un acuerdo en ese mismo mes de agosto con el Real Club Deportivo Español de Barcelona por cerca de R36,000 31. Marais, consciente de la importancia que tenía Di Stefano como reclamo para los aficionados sudafricanos, trató hasta el último momento de asegurar en sus negociaciones con el Madrid la presencia del jugador si su posible acuerdo se terminaba cerrando: «por el precio que quieren, el Real debe traer todas sus estrellas; de lo contrario la visita no valdría la pena» 32.

El 7 de agosto Dave Marais se reunió en el despacho de Antonio Calderón, gerente del Madrid, con la presencia del Duque de Luna, como directivo del club, y el propio entrenador, Miguel Muñoz. Durante la conversación Marais mostró serías esperanzas de que el acuerdo se lograse cerrar lo antes posible, después de recibir el visto bueno de los directivos sudafricanos. Pese a todo, indicaba que «todavía hay cuestiones financieras que considerar y probablemente llamaré a mis colegas en Sudáfrica» 33. Aspectos supuestamente menores como el interés del Madrid por tener un árbitro neutral en cada partido, que el inicio del encuentro disputado en Johannesburgo no se modificara de las 8:15 p.m. hora sudafricana, o que una parte del partido se disputase con un balón español y la otra mitad con un balón sudafricano, retrasaron el acuerdo final 34.

El Real Madrid se comprometió a realizar la gira con su equipo completo, salvo la ausencia del mencionado Di Stefano. Por este último motivo, Marais trató de conseguir hasta el final una reducción del caché del club madrileño, aunque los directivos españoles fueron muy rotundos al señalar que «ellos podrían conseguir una cantidad de dinero similar en un viaje de una hora de avión a un país cercano», y que además habían tenido que posponer un encuentro frente al Glasgow Rangers por viajar a Sudáfrica. Recordaban a los organizadores sudafricanos que «sus jugadores les darían un buen retorno de beneficios», y aseguraban a Marais que «el público sudafricano nunca olvidaría al Real Madrid». El presidente de la NFL reconoció las grandes dificultades que había entrañado la negociación, sincerándose al reconocer que «he realizado tareas difíciles, en asuntos cívicos, comerciales y deportivos» pero «este fue el más difícil de todos» 35.

Al final, los acuerdos alcanzados obligaban al Madrid a tener que enfrentarse a los equipos sudafricanos del Castle Knight —una selección de los mejores jugadores del país— el 8 de septiembre en Johannesburgo, y al Hellenic FC en Ciudad del Cabo al día siguiente. Después de confirmarse el acuerdo, la prensa sudafricana publicó el precio que tendrían las entradas para poder ver este encuentro, alegrándose de que pese al enorme coste que suponía la visita del club español las entradas no eran excesivamente caras. Los niños blancos pagarían 47,5 céntimos mientras que «los escolares pueden sentarse dentro de la cerca por 35 cents.». Los «no-blancos» tendrían que pagar 2,25R por un asiento reservado y 1R por uno sin reserva. Los precios más caros serían para 400 asientos al precio de 7,00R, mientras que la entrada más barata para «adultos europeos» sería de 1,95R 36.

Al mismo tiempo, Manuel García-Miranda, encargado de negocios de la embajada española en Pretoria, contactó con el Ministerio para informar de las últimas noticias que habían aparecido en los medios de comunicación sudafricanos sobre la visita del equipo español. Pero el aspecto más importante que incluye en su despacho hace referencia a la intervención directa de la embajada en el cobro del dinero que le pagarían al club. Antonio Calderón se había dirigido por carta al embajador solicitando su colaboración para que «se recibiera el depósito de 11.0000 libras esterlinas que se había acordado como compensación por el desplazamiento del Real Madrid». Igualmente, se adjuntaba en dicha carta una copia del contrato firmado con Dave Marais. La embajada española contactaría con el directivo sudafricano para acordar la forma de pago. Los impuestos generados por esta operación fue otro de los temas que provocaron cierta polémica. Marais había comentado inicialmente que el Real Madrid recibiría 15.000 libras de las que después se tendrían que descontar 4.000 libras destinadas «al pago de impuestos y comisiones». En cambio, García-Miranda informó al Ministerio que le había parecido más adecuado «exigir el pago puro y simple de lo estipulado en el contrato subscrito con fecha 8 del actual mes de agosto» que era de 11.000 libras»:

«Este [el cobro del dinero] se ha efectuado mediante una garantía bancaria del depósito efectuado por el «Standard Bank of South Africa Ltd.» y que me fué comunicada, a trav´es [sic] de su sucursal en Pretoria con fecha 18 del actual mes de agosto. Como quiera que en la citada comunicación existiera una duda sobre el pago de los impuestos, requerí una nueva comunicación, que me fué hecha con fecha 20 de este mes de la citada entidad bancaria en la que se ha estipulado, de una manera patente que la suma de 11.000 libras sería abonada en Pretoria y libre de toda comisión o impuesto» 37.

El encargado de negocios también informa con el máximo detalle sobre el conjunto de acciones que había preparado la embajada aprovechando la visita del Madrid. En primer lugar, García-Miranda había organizado una recepción en la embajada el día 6 por la tarde en honor del equipo español, así como «de los miembros y directivos de la Asociación de fútbol sudafricano y del festival de Johannesburgo que es el que, en definitiva, patrocina esta gira deportiva». A esta recepción la embajada invitaría a los principales periodistas de este país, al mismo tiempo que a «otras personalidades que se estime de interés poner en contacto con la Delegación del Real Madrid». En su extenso despacho continuará informando que en las múltiples conversaciones que había mantenido con Marais, había logrado que se reservase una cantidad de entradas para que se ofreciesen en venta «a las colonias españolas de Johannesburgo y Pretoria. Resaltando que sobre esta gestión también había informado al gerente del club, Antonio Calderón. La llegada del equipo a Sudáfrica había supuesto, siguiendo la información publicada en el Rand Daily Mail por el periodista Eric Litchfield, un récord en la historia de este país por el dinero que se había pagado a un club de fútbol visitante, así como por las cifras de entradas vendidas, considerando que «según todos los síntomas se ha de producir un lleno absoluto de las 36.000 localidades con que cuenta el estadio de Johannesburgo y con ello un hecho sin precedentes en la historia del fútbol en Sudáfrica» 38. Además de lo anterior, también se incluye en este despacho diplomático una copia de las cartas de la Standard Bank of South Africa Limited en las que se especificaban las gestiones que se estaban realizando para el pago de los emolumentos que recibiría el Real Madrid por la disputa del encuentro amistoso en Sudáfrica 39. Esta documentación nos permite conocer el interés que se mostró desde las embajadas hacía este tipo de visitas deportivas, que permitían mejorar la imagen internacional del franquismo y fortalecer las relaciones diplomáticas, al mismo tiempo que podemos descubrir el papel que representaron las misiones diplomáticas en la gestión del pago a estos clubes.

Los últimos precedentes de visitas a Sudáfrica de equipos de fútbol europeos se remontaban a la presencia del Arsenal inglés a principios de esa misma temporada, derrotando por un humillante 5-0 al South African XI. Los directivos de la FASA comentaron después de este decepcionante encuentro que no estaban dispuestos a que otros equipos europeos de superior nivel se midieran a sus jugadores, pero pocos meses más tarde el equipo alemán del Eintracht de Frankfurt volvería a visitar Sudáfrica para enfrentarse con el Addington, el Highlands Park y el Arcadia United. Para esta última ocasión se temía que con la visita de un club mucho más poderoso como el Real Madrid la imagen del fútbol sudafricano volviera a quedar muy dañada. Por este motivo se trató de formar un equipo lo más preparado posible, nombrando para este fin a Jimmy Clark, un antiguo jugador profesional, como ««mánager-entrenador-seleccionador» del equipo de la National Football League 40.

El Ministerio de Asuntos Exteriores y el seguimiento diplomático de la visita del Real Madrid a Sudáfrica

El 28 de agosto de 1964 nuevamente García-Miranda se pone en contacto con el Ministerio para informar del interés que se había despertado en Sudáfrica ante la visita del equipo español: «finalmente debo manifestar a V.E. que existe una extraordinaria expectativa entre la afición futbolística de este país por la visita de este equipo, al que, con justicia, se considera como uno de los conjuntos más potentes del mundo». El diplomático español adjuntaba en su despacho un amplio número de recortes de la prensa local, relacionados con «la constitución del equipo sudafricano que ha de enfrentarse con el Real Madrid, así como las tácticas que han de emplear en el partido» 41.

El 11 de septiembre el diplomático volverá a contactar con sus superiores a través de un amplio despacho, en el que expondrá de forma pormenorizada el desarrollo de la gira del Madrid en ­Sudáfrica, así como el comportamiento de su embajada durante toda su estancia. Comunica que el club español había llegado al aeropuerto Jan Smuts el 6 de septiembre, en un avión de las South African Airways que había desviado su trayecto para aterrizar expresamente en Madrid para recoger al equipo. A los jugadores y al cuerpo técnico los acompañaban en la gira el propio presidente del club, Santiago Bernabéu, y un miembro de la directiva, Miguel Moraleja Yuste. García-Miranda destacaba el número de espectadores que en el propio aeropuerto esperaban la llegada del equipo español: «se puede calcular en alrededor de un millar de aficionados los que habían acudido desde Johannesburgo y desde Pretoria, ciudades que se encuentran a cerca de 50 kilómetros de distancia del aeropuerto, con el objeto de recibir al equipo madrileño» 42.

Esa misma tarde, se ofreció en honor del Real Madrid una recepción en la residencia de la embajada en Pretoria, «en la que asistieron las más destacadas personalidades del fútbol de este país, así como la mayoría de los cronistas deportivos de los distintos periódicos de Johannesburgo y de Pretoria». García-Miranda, siguiendo la costumbre del Real Madrid, consideró «preferible que los miembros del equipo no asistieran a este acto social». Al día siguiente la Asociación de Fútbol Sudafricana organizó una recepción al equipo español en el Wanderers Club de Johannesburgo. No estaba previsto que los jugadores asistieran a esta recepción, pero el diplomático español aconsejó al presidente Bernabéu que sería muy importante que los jugadores estuvieran presentes, «aunque sólo fuera por unos breves minutos». El encargado de negocios informa a continuación que el presidente aceptó de buen grado, lo que «produjo una gran satisfacción entre los organizadores sudafricanos»:

«Me pareció conveniente que los jugadores del Real Madrid aceptaran la invitación que se les había formulado pues creí observar una cierta ­desilusión por parte de los directivos sudafricanos al no poder contar con la presencia, en ese acto, de un equipo que, como V.E. podrá observar por los recortes adjuntos, había provocado una expectación realmente única en la historia de este deporte en Sudáfrica» 43.

Se subraya el importante papel que representaban los propios futbolistas en la estrategia diplomática, incidiendo en la importancia que había tenido esta visita del equipo español para mejorar la imagen que se tenía de España en este país. García-Miranda considera que tanto la presencia de los jugadores en la recepción organizada por la federación sudafricana, como la muestra de comprensión hacia los organizadores que había tenido Bernabéu al aceptar que el árbitro del encuentro en Johannesburgo fuera sudafricano, habían favorecido el magnífico ambiente que existió hacía el Madrid durante toda su estancia. Para el diplomático, el comportamiento del club hacia los organizadores había «transformado los cinco días de su paso por este país en cinco días en que lo español ha dominado todos los comentarios y, en cierta manera, la vida deportiva del país». García-Miranda no tenía ninguna duda al comunicar al Ministerio de Asuntos Exteriores que a nivel diplomático «la visita de este equipo ha constituido un verdadero triunfo, como más adelante informo a V.E. para el equipo visitante y, como consecuencia, para España» 44.

El 8 de septiembre el Real Madrid se enfrentó a los Castle Knights imponiéndose fácilmente por 5-2. El embajador informa sobre el partido que el juego del Madrid había dejado «absolutamente deslumbrados a los 36.000 espectadores que llenaban, de bote en bote, el campo de deportes de Johannesburgo». La prensa calificó este encuentro, según el testimonio de García-Miranda, «como el más extraordinario que se ha visto en Sudáfrica, considerando el 8 de septiembre como una fecha memorable en la historia del fútbol africano» 45. Al día siguiente, el Madrid se tuvo que desplazar a Ciudad del Cabo para jugar el segundo encuentro amistoso de su gira en Sudáfrica, en esta ocasión frente al Hellenic FC, volviendo a imponerse de forma contundente en esta ocasión por 4-0 46. Este partido no estaba previsto inicialmente, lo que provocó el retraso en la vuelta a España del equipo y al mismo tiempo el ingreso de otros 30.000 dólares de beneficio para el club.

El diplomático español también informó al Ministerio sobre los problemas que surgieron con la celebración de este segundo partido amistoso, y las premuras de tiempo que existían para que el Real Madrid pudiera volver a España el viernes, dado que el domingo 13 de septiembre tenía que disputar en Barcelona el encuentro correspondiente al Campeonato de Liga frente al RCD Español. El Madrid debía volar inicialmente el miércoles 9 con la compañía aérea sudafricana —la South African Airways—, con la que la FASA tenía un acuerdo. El vuelo para el día siguiente con las aerolíneas sudafricanas estaba completo, llegándose a valorar el suspender el amistoso en Ciudad del Cabo o viajar de vuelta a España con la compañía aérea belga Sabena, pese a la oposición de la federación sudafricana. Ante esta situación que podía enturbiar la imagen de la embajada española, García-Miranda decidió «realizar una serie de actos de buena voluntad» hacia la FASA, destacando en esta gestión las facilidades que mostró el Madrid al seguir sus recomendaciones, lo que demostraba «la absoluta y total colaboración que, durante su visita a Sudáfrica, ha brindado a esta Embajada» 47.

Pero el encargado de negocios estaba especialmente interesado en que el Madrid volviera con la compañía aérea sudafricana, para que no existiese ningún equívoco o se «pudiera producir el menor roce con esta Asociación y, sobre todo con las autoridades de este país, tan íntimamente unidas a la South African Airways». García-Miranda se puso en contacto con un directivo de esta aerolínea, exponiéndole la situación y el interés del Real Madrid para poder volver a España utilizando un avión de la compañía sudafricana. Finalmente, las aerolíneas sudafricanas modificaron su ruta del jueves. El diplomático español subrayó que este comportamiento era un reflejo de la «aspiración de que la gira fuera un acto de afirmación de simpatías mutuas» 48.

El diplomático español insiste en su despacho sobre «el extraordinario comportamiento que durante toda la gira había tenido el Real Madrid en este país». García-Miranda destaca que el club se había puesto desde el primer momento «a las órdenes de esta Embajada», no tomando ninguna decisión sin previamente comunicarla a los representantes diplomáticos españoles, aceptando al mismo tiempo cualquier sugerencia que se les había formulado, y convirtiéndose, por lo tanto, en verdaderos embajadores de la imagen de España en el exterior:

«toda sugerencia que les fue formulada la aceptaron en el acto con un espíritu de cooperación y de sincero deseo de que su viaje contribuyera más que a un puro triunfo deportivo del equipo, a una mejor demostración de lo que es el espíritu y el comportamiento español, y estimo que este comportamiento ha sido lo más sobresaliente de este viaje, incluso más que las propias victorias logradas en el campo deportivo. Me cabe la satisfacción de señalar lo que antecede a V.E. pues considero que no solamente en el aspecto deportivo, donde el Real Madrid ha dejado su nombre como equipo una altura no lograda por ninguno de los que han visitado anteriormente a este país, sino que como delegación y como comportamiento social han constituido un verdadero ejemplo y han producido una extraordinaria impresión entre los dirigentes sudafricanos que les han tratado» 49.

Por último, Manuel García-Miranda dejaba claro al ministro el importante papel que había desempeñado el propio Santiago Bernabéu, de quien destacaba que gracias a «su singularísima personalidad», su sentido del humor y las amables declaraciones que había realizado siempre que le habían solicitado que hablara en público, se había conseguido ganar la simpatía y el afecto de todos los que les habían rodeado. En definitiva, para el diplomático el triunfo en Sudáfrica había correspondido tanto a los jugadores como a los propios directivos del club, con su presidente a la cabeza 50. El 15 de septiembre, pocos días después de su llegada a España, el propio Santiago Bernabéu se pondrá en contacto mediante carta con Ramón Sedó, director general de política exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores, a quien agradecerá las enormes atenciones que tanto el encargado de negocios García-Miranda, como todos los funcionarios de la embajada habían tenido hacia el Real Madrid desde su llegada a Sudáfrica:

«A mi vuelta de África del Sur quiero darle cuenta de la satisfacción que ha producido a toda la delegación entrar en contacto con Don Manuel García Miranda. Gracias a él, todas las posibles dificultades relacionadas con el desplazamiento se solucionaron y encontramos en la Embajada un verdadero hogar para todos nosotros. Me agradaría hiciera llegar al Señor Ministro, una vez más, nuestro profundo agradecimiento por las múltiples atenciones que recibe el Club por parte de los Representantes españoles en el extranjero» 51.

El 2 de octubre Sedó contestará al presidente del Real Madrid, informándole que el ministro Fernando María Castiella había quedado «muy complacido por la acogida dispensada al Real Madrid en Sudáfrica», agradeciendo asimismo «la amable atención» que había expresado en su carta precedente hacia los representantes de la embajada. Al mismo tiempo, le comunicará que García-Miranda había informado al Ministerio en «términos extremadamente elogiosos para el Real Madrid» respecto a la gira, destacando «tanto el éxito deportivo como las favorables consecuencias que la actuación de su club, ha tenido para el buen nombre de España» 52.

La última vez que García-Miranda se puso en contacto con sus superiores en relación con la gira del Real Madrid fue en un breve despacho enviado el 26 de septiembre en el que remitió al Ministerio varios recortes de prensa que recogían información sobre la gira del equipo de fútbol español y le comunicaba las últimas noticias relacionadas con España que habían tenido más repercusión en los medios de comunicación sudafricanos en las dos últimas semanas. La prensa sudafricana había mostrado una especial atención en los últimos días a la actuación del músico español Nicanor Zabaleta, quien había obtenido, «al igual que en la gira que hizo hace años por Sudáfrica, un gran éxito artístico»; tanto como el alcanzado por «la presentación, en Johannesburg, de la compañía de danzas españolas de José Greco». La visita del equipo español seguía recordándose, y su actuación «ha continuado mereciendo igualmente la atención de la prensa» 53.

Por otro lado, la prensa nacional ofreció muy poca cobertura a una gira que, desde la perspectiva futbolística española, no era más que un nuevo ejemplo de la estrategia económica que el Madrid llevaba utilizando desde mediados de los años cincuenta para lograr unos ingresos económicos imposibles de conseguir a través de las competiciones nacionales y, sobre todo, vitales para un club con un gran endeudamiento. Si a nivel deportivo el impacto que tuvo esta gira fue menor, la visita del club español a Sudáfrica permitió a los servicios diplomáticos españoles rentabilizar al máximo la fama y popularidad internacional del Madrid en beneficio de la imagen del régimen de Franco.

Conclusiones

El Real Madrid se convirtió desde mediados de los años cincuenta con sus victorias en la Copa de Europa en el embajador extraordinario del franquismo, favoreciendo de esta forma una estrategia de política exterior que buscaba transformar la imagen internacional del régimen y mejorar las relaciones diplomáticas con las potencias europeas. El fútbol, como cualquier otro aspecto de la sociedad española, estuvo bajo el control y al servicio de los intereses de las autoridades políticas del franquismo. En el caso específico de este deporte, por su integración en el tejido social y su idoneidad para generar consenso y fortalecer las identidades nacionales, fue una actividad utilizada reiteradamente a nivel interno. En cambio, este estudio ha tratado de mostrar cómo el fútbol también tuvo un papel de gran relevancia en cuanto a su utilización como herramienta diplomática, al convertirse en el deporte más popular del mundo. El Ministerio de Asuntos Exteriores fue el organismo encargado de definir las líneas de actuación, siempre estrechamente alineado con los intereses generales correspondientes a cada una de las etapas por las que transitó la política exterior del régimen.

Se ha podido comprobar cómo el Madrid aceptó de forma voluntaria y consciente la colaboración con los servicios diplomáticos, facilitando en todo momento su trabajo y sin mostrar en ningún momento algún desacuerdo con funcionarios y dirigentes políticos. Por otra parte, es indudable que el club también se vio favorecido por esta relación de colaboración recíproca con el Ministerio. Hemos visto cómo el encargado de negocios en Pretoria actuó como depositario y garante de la suma de dinero que recibió el club por su gira en Sudáfrica. Esta actitud por parte de los embajadores, cónsules y jefes de misión se repitió en múltiples ocasiones. Posteriormente estas cantidades eran ingresadas en el Instituto de Moneda Extranjera, para finalmente ser depositadas en la cuenta del club convertidas en pesetas. También hemos visto cómo los diplomáticos enviaban informes deportivos o noticias de prensa sobre los equipos con los que iba a enfrentarse el Madrid.

Por otro lado, el franquismo trató de rentabilizar al máximo las giras internacionales de los equipos españoles. El servicio diplomático ponía especial hincapié en recordar a los clubes que tenían obligación de informar al Ministerio de cualquier encuentro internacional que quisieran disputar fuera del país. La federación realizaba la solicitud del permiso oficial a la Secretaría General del Movimiento quien a su vez la enviaba al propio Ministerio, para, al final, permitir o denegar el permiso al club después de valorar el país en el que se celebraría el encuentro y el rival. Asimismo, hemos visto cómo las embajadas organizaban recepciones especiales con motivo de la visita del Madrid, a las que asistían jugadores y directivos, periodistas del país que visitaban, junto con autoridades políticas locales y nacionales. De todos estos eventos las embajadas enviaban puntuales informes al Ministerio, manteniéndole constantemente informado del desarrollo de la gira tanto a nivel deportivo, como desde una perspectiva política y diplomática.

El Madrid siempre trató de mantener unas estrechas relaciones con los miembros del Ministerio de Asuntos Exteriores. La fluida comunicación que tenía Raimundo Saporta, tesorero y posteriormente vicepresidente del club, con Ramón Sedó, director general de Política Exterior y con el propio ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, fue el medio que habitualmente utilizó el club para facilitar sus desplazamientos al exterior. Los directivos del Madrid trataron siempre de mantener una fluida relación con los miembros del estamento diplomático, un aspecto clave para un equipo que tenía en las giras internacionales la pieza clave de sus principales ingresos económicos.

La gira de 1964 en Sudáfrica supuso para el club español un importante beneficio económico, en un momento de difícil situación financiera motivada por el final del ciclo de victorias europeas y el endeudamiento generado por la construcción de la Ciudad Deportiva y la ampliación del estadio. Por otro lado, desde una perspectiva diplomática, esta gira representa un claro ejemplo de la actitud que mostró el Ministerio desde mediados de los años cincuenta y durante toda la década de los sesenta hacía el deporte, pero en especial respecto a los encuentros internacionales de clubs como el Madrid, tanto de la sección de fútbol como en el baloncesto.

Se ha podido apreciar cómo la diplomacia española colaboró en la difusión de una imagen del Madrid, que al mismo tiempo prestigiaba al país y mostraba al exterior una visión que reforzaba al régimen franquista. En un país en el que existían muy pocos motivos para sentirse orgulloso, con una escasa proyección internacional y ocupando un lugar de clara marginalidad en el panorama europeo, la imagen de éxito del Madrid se insertó dentro de una clara estrategia diplomática impulsada desde el propio Ministerio.


1 Carles Santacana: El Barça y el franquismo: Crónica de unos años decisivos para Cataluña, 1968-1978, Barcelona, Apóstrofe, 2006; Carlos Fernández Santander: El fútbol durante la guerra civil y el franquismo, Madrid, San Martín, 1990; Teresa González Aja: Sport y autoritarismos, Madrid, Alianza Editorial, 2002; Xavier Pujadas (coord.): Atletas y ciudadanos: historia social del deporte en España, 1870-2010, Madrid, Alianza Editorial, 2011; Alejandro de la Viuda-Serrano: «Forbidden Words. The Censhorship of Sport in the Spanish Press after the Civil War (1942-1943)», European Studies in Sports History, 3 (2010), pp. 67-78; íd.: «Deporte, censura y represión bajo el franquismo», en Xavier Pujadas (coord.): Atletas y ciudadanos: Historia social del deporte en España (1870-2010), Madrid, Alianza Editorial, 2011, pp. 273-321; Juan Carlos Manrique Arribas: «Juventud, deporte y falangismo. El Frente de Juventudes, la Sección Femenina y los deportes del “Movimiento”», en Xavier Pujadas (coord.): Atletas y ciudadanos: historia social del deporte en España, 1870-2010, Madrid, Alianza Editorial, 2011, pp. 233-272; Juan Antonio Simón: «Playing with Our Friends and Making Money: Real Madrid FC’s Economic Model and the Impact of International Friendly Matches, 1955-1963», The International Journal of the History of Sport, 34 (2017), pp. 517-534; Concepción Carbajosa: Las profesoras de educación física en España. Historia de su formación (1938-1977), Oviedo, Universidad de Oviedo, 1999; Concepción Carbajosa y Eloísa Fernández Bustillo: Manuales de educación física en el franquismo, Oviedo, Universidad de Oviedo, 2000; Ángel Bahamonde: El Real Madrid en la historia de España, Madrid, Taurus, 2002; Eduardo González Calleja: «Le Real Madrid, equipe du regime? Football et enjeux politiques pendant la dictature de Franco», en Yvan Gastaut y Stéphane Mourlane (eds.) : Le football dans nos societies, 1914-1998, París, Autrement, 2006 ; Carlos García-Martí: «Reshaping Spanish Football Identity in the 1940s: From Fury to Tactics», The International Journal of the History of Sport, 33 (2016), pp. 116-1132, y Alejandro Quiroga: «Spanish Fury: Football and National Identities under Franco», European History Quarterly, 45(3) (2015), pp. 506-529.

2 Javier González del Castillo: Geoestrategia, diplomacia y boicot: los Juegos Olímpicos en el contexto internacional (1948-1980), CEHRI. Cuadernos de Historia de las Relaciones Internacionales, 11, Valencia, Reproexpres, 2018; Juan Antonio Simón: «Athletes of Diplomacy: Francoism, Sport and the Cold War during the 1960s», en Philippe Vonnard, Nicola Sbetti y Grégory Quin (eds.): Beyond Boycotts Sport during the Cold War in Europe, Berlín, De Gruyter, 2017, pp. 55-68; íd.: «Entre la apertura y la resistencia. Juegos Olímpicos, diplomacia y franquismo en los años sesenta», Materiales para la Historia del Deporte. Suplemento Especial, 2 (2015), pp. 310-326, e íd: «La diplomacia del balón: deporte y relaciones internacionales durante el franquismo», Revista História e Cultura. Dossier História e Relaçoes Internacionais, 4(1) (2015), pp. 165-189.

3 Heather L. Dichter y Andrew L. Johns: Diplomatic Games: Sport, Statecraft, and International Relations since 1945, Lexington, University Press of Kentucky, 2014; Stuart Murray: «The Two Halves of Sports-Diplomacy», Diplomacy & Statecraft, 23 (2012), pp. 576-592; Penelope Kissoudi: «Sport, Politics and International Relations in the Twentieth Century», The International Journal of the History of Sport, 25(13) (2008), pp. 1689-1706; Aviston D. Downes: «Sport and International Diplomacy: The Case of the Commonwealth Caribbean and the Anti-Apartheid Campaign, 1959-1992», The Sports Historian, 22(2) (2002), pp. 23-45; Heather ­Dichter: «“Strict measures must be taken”: Wartime Planning and the Allied Control of Sport in Occupied Germany», Stadion, 34(2) (2008), pp. 193-217; Geoffrey Allen Pigman: «International Sport and Diplomacy’s Public Dimension: Governments, Sporting Federations and the Global Audience», Diplomacy & Statecraft, 25(1) (2014), pp. 94-114; Stephen Wagg y David L. Andrews (eds.): East Plays West: Sport and the Cold War, Londres, Routledge, 2007; J. Simon Rofe (ed.): Sport and diplomacy: Games within games, Manchester, Manchester United Press, 2018; Philippe Vonnard, Grégory Quin e Nicolas Bancel: Building Europe with the Ball: Turning Points in the Europeanization of Football, 1905-1995, Oxford, Peter Lang, 2016, y Aaron Beacom: International Diplomacy and the Olympic Movement: The New Mediators, Londres, Palgrave MacMillan, 2012.

4 Juan Carlos Pereira Castañares: «Presentación», en Javier González del Castillo: Geoestrategia, diplomacia y boicot: los Juegos Olímpicos en el contexto internacional (1948-1980), CEHRI, Cuadernos de Historia de las Relaciones Internacionales, 11, Valencia, Reproexpres, 2018, p. 8.

5 Véanse, entre otros, Jesús A. Martínez (coord.): Historia de España siglo xx, 1939-1996, Madrid, Cátedra, 1999, y Abdón Mateos y Álvaro Soto: El final del franquismo, 1959-1975, Madrid, Historia 16, 1997.

6 Juan Carlos Pereira: «España en el mundo», en Jordi Canal (dir.): Historia contemporánea de España 1931-2017, vol. II, Barcelona, Taurus, 2017, pp. 321-369, esp. pp. 326-329.

7 «Reunion du Comité Executif. Situation de la Federacion Espanola», Archivo FIFA, 6 de noviembre de 1937, pp. 4-6.

8 «Carta de José Moscardó como presidente del COE», Archivo FIFA, enero de 1938, y Alberto Aragón Pérez: «El COE durante el régimen franquista: la posguerra (1937-1956), en Alberto Aragón Pérez y Julio Pernas López (ed.): El olimpismo en España: una mirada histórica de los orígenes a la actualidad, Barcelona, Fundación Barcelona Olímpica, 2019, pp. 95-111.

9 Boletín Oficial del Estado, 5 de marzo de 1941, pp. 1551-1553.

10 Carles Santacana: «Espejo de un régimen. Transformación de las estructuras deportivas y su uso político y propagandístico», en Xavier Pujadas (coord.): Atletas y ciudadanos: Historia social del deporte en España, 1870-2010, Madrid, Alianza Editorial, 2011, pp. 205-232.

11 Boletín Oficial de la Delegación Nacional de Deportes de FET y de las JONS, junio de 1955, p. 2.

12 Teresa González Aja: «La política deportiva en España durante la República y el Franquismo», en Teresa González Aja (ed.): Sport y autoritarismos: la utilización del deporte por el comunismo y el fascismo, Madrid, Alianza Editorial, 2002, pp. 169-202, esp. p. 189.

13 Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE), leg. R-2586, exp. 46, citado en Bartolomé Escandell Bonet: Historia del Real Madrid, 1902-2002: la entidad, los socios, el madridismo, t. 2, León, Everest, 2002, p. 714.

14 Ministerio de Asuntos Exteriores: «Encuentros deportivos internacionales» (24 de febrero de 1959), Archivo General de la Administración (AGA), Fondo Ministerio de Asuntos Exteriores (FMAE), ref. 82/14066.

15 Ramón Ramos: ¡Que vienen los rusos!: España renuncia a la Eurocopa 1960 por decisión de Franco, Granada, Comares, 2012.

16 Eduardo Gonzalez Calleja: «El Real Madrid, ¿“equipo del régimen”? Fútbol y Política durante el franquismo», Esporte e Sociedade, 5 (2010), pp. 1-19.

17 Duncan Shaw: Fútbol y Franquismo, Madrid, Alianza Editorial, 1987.

18 Ibid., p. 18.

19 Julien Rieck: «A symbol of Spain’s international battles», Culture Report. A Global Game-Sport, Culture, Development and Foreign Policy, 8 (2016), pp. 126-135; Juan Antonio Simón: «Jugando contra el enemigo: Raimundo Saporta y el primer viaje del equipo de baloncesto del Real Madrid CF a la Unión Soviética», ­RICYDE. Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 8(28) (2012), pp. 109-126.

20 Ángel Bahamonde: El Real Madrid..., pp. 257-258.

21 Juan Antonio Simón: «Playing with Our Friends...», pp. 517-534.

22 Ibid., y Ángel Bahamonde: El Real Madrid..., pp. 258-262.

23 Luis García de Llera: «Informa sobre visita Real Madrid a Sudáfrica» (14 de agosto de 1964), AGA, FMAE, ref. 82/18661.

24 La moneda de curso legal en Sudáfrica es el rand (R). El valor del rand (R) en 1964 era de 1R=84 pesetas.

25 Sy Lerman: «Real Madrid for hand?», The Star, 1 de agosto de 1964.

26 Eric Litchfield: «Clark is the man to be boss against “Real”», Rand Daily Mail, 3 de agosto de 1964.

27 «Marais flies to sign up Real Madrid», Sunday Express, 2 de agosto de 1964.

28 Orfeo Suárez: «El movimiento olímpico frente a la violencia institucional de derechos: connivencia, tolerancia, negociación y sanción», Fair play. Revista de filosofía, ética y derecho del deporte, 1 (2014), pp. 18-19.

29 «Minutes of the 61st Session of the International Olympic Committee», Bulletin du Comité International Olympique, 86 (15 de mayo de 1964), pp. 65-66.

30 Paul Darby: «Stanley Rous’s “own goal”: football politics, South Africa, and the Contest for the FIFA presidency in 1974», Soccer and Society, 9(2) (2008), pp. 259-272, y Chris Bolsmann: «White football in South Africa: empire, apartheid and change, 1892-1977», Soccer and Society, 11(1) (2010), pp. 29-45.

31 «Di Stefano to play for Espanol», The Star, 6 de agosto de 1964, y «Real Madrid Star Joins New Club», Pretoria News, 9 de agosto de1964.

32 «Di Stefano is wanted in touring party», Rand Daily Mail, 4 de agosto de 1964.

33 Eric Litchfield: «A neutral referee Real Madrid», Rand Daily Mail, 14 de agosto de1964.

34 Ibid.

35 Ibid.

36 «R60,000 must be Realised», Rand Daily Mail, 14 de agosto de1964.

37 Manuel García-Miranda, «Remite recortes de prensa sobre visita Real Madrid a Sudáfrica», 21 de agosto de 1964, Pretoria, AGA, FMAE, ref. 82/18661.

38 Ibid., pp. 3-4.

39 Ibid., pp. 4-5.

40 «Real Madrid set date», Pretoria News, 12 de agosto de 1964.

41 Manuel García-Miranda, «Despacho del Encargado de negocios», 28 de agosto de 1964, Pretoria, AGA, FMAE, ref. 82/18661.

42 Manuel García-Miranda, «Informa sobre gira del Real Madrid por Sudáfrica», 11 de septiembre de 1964, Pretoria, AGA, FMAE, ref. 82/18661, p. 1.

43 Ibid., pp. 2-3.

44 Ibid., p. 4.

45 Ibid.

46 «El Real Madrid ganó al Hellenic en el Cabo por 4-0», ABC, 10 de septiembre de 1964.

47 Manuel García-Miranda, «Informe sobre gira del Real Madrid por Sudáfrica», 11 de septiembre de 1964, Pretoria, AGA, FMAE, ref. 82/18661, p. 5.

48 Ibid., p. 6.

49 Ibid., p. 8.

50 Ibid., p. 9.

51 Santiago Bernabéu, «Carta de Santiago Bernabéu a Ramón Sedó», 15 de septiembre de 1964, AGA, FMAE, ref. 82/18661.

52 Ramón Sedó, «Nota de Sedó a Santiago Bernabéu», 2 de octubre de 1964, AGA, FMAE, ref. 82/18661.

53 Manuel García-Miranda, «Remite recortes de prensa sobre España», 26 de septiembre de 1964, AGA, FMAE, ref. 82/18661.