Ayer 120/2020 (4): 311-324
Sección: Ensayo bibliografico
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2020
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/120-2020-12
© Pol Dalmau
© Jorge Luengo
Recibido: 19-11-2019 | Aceptado: 10-07-2020
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Historia global e historia nacional: ¿una relación insalvable?

Pol Dalmau

Universitat Pompeu Fabra, Barcelona
Pol.Dalmau@alumni.eui.eu

Jorge Luengo

Universitat Pompeu Fabra, Barcelona
jorge.luengo@upf.edu

Resumen: En la actualidad parece existir un cierto consenso entre los historiadores acerca de las limitaciones de explicar el pasado únicamente a partir del Estado-nación. Fruto de esta constatación han surgido, en las dos últimas décadas, nuevos trabajos que buscan superar el «nacionalismo metodológico» a partir de ángulos y marcos de análisis alternativos como la historia comparada, la historia transnacional o la historia global. Este ensayo se centra en un nuevo tipo de género, las llamadas historias mundiales, que apareció primero en Francia a raíz de una obra dirigida por Patrick Boucheron, y que se ha emulado también en Italia y España como fórmula para repensar las historias nacionales. Más allá de reconocer el esfuerzo que se lleva a cabo con estas «historias mundiales», las siguientes páginas pretenden reflexionar acerca de las limitaciones e inconvenientes inherentes a dicho enfoque y, al mismo tiempo, proponen algunas alternativas a partir de la historia global. Todo ello en pro de un debate que contribuya a superar la perspectiva nacional que aún caracteriza la mayor parte de la historiografía española.

Palabras claves: historia global, historia nacional, España contemporánea, globalización, historiografía.

Abstract: In the past two decades historians appear to have reached a consensus that studying the past exclusively from the perspective of the nation state has limitations. This critical historiographical development has featured the emergence of new works aimed at overcoming «methodological nationalism» through a range of different angles and analytical frameworks, such as comparative history, transnational history and global history. This article focuses on a new genre within this tendency to move beyond the national framework, namely the so-called histoires mondiales, which first appeared in France in a book edited by Patrick Boucheron. Boucheron’s work has inspired similar approaches from scholars in Italy and Spain as a new formula to rethink national histories. While acknowledging the contributions that such histoires mondiales have made to the field, the following pages will point to some drawbacks and limitations, and propose some alternatives based on global history. These considerations contribute to a new debate that seeks to unsettle the national perspective that still looms over mainstream Spanish historiography.

Keywords: global history, national history, modern Spain, globalisation, historiography.

El panorama historiográfico español se ha visto enriquecido recientemente con la aparición de dos voluminosas obras, la Historia mundial de España y la Història mundial de Catalunya, dirigidas respectivamente por Xosé M. Núñez Seixas y Borja de Riquer 1. El supuesto teórico que subyace detrás de ambos proyectos es un nuevo planteamiento de las historias de España y Cataluña a partir de una «filosofía historiográfica comparada, global y transnacional» 2 que busca resituar ambos espacios en un contexto histórico más amplio del estrictamente nacional. Ambas obras emulan su precedente francés, un volumen colectivo editado en 2017 y dirigido por Patrick Boucheron 3.

Detrás de estos proyectos se sitúan etiquetas historiográficas hoy muy en boga en la historiografía: la más importante de ellas es la historia global, entendida esta como una perspectiva que destaca las interacciones, conexiones y entrelazamientos entre distintas partes del mundo. El fuerte impacto que las discusiones sobre historia global ha generado en el panorama historiográfico actual parece haber llegado, de esta manera, también a las orillas de la historiografía española. El argumento de este ensayo es que, más allá de reconocer la contribución de los volúmenes editados por Núñez Seixas y Riquer, sobre todo a la hora de hacer un esfuerzo por conectar con el gran público, sus propuestas no terminan de incorporar todo el potencial que ofrece la historia global para repensar la historia de España o Cataluña. Estas apreciaciones no menoscaban el mérito de estos trabajos, pero sí limitan los beneficios de una nueva propuesta historiográfica que podría ayudar a superar la perspectiva nacional que aún permea la mayor parte de la historiografía española y catalana.

Francia en el mundo: una nueva historia nacional

Los libros aquí comentados toman como inspiración la Histoire mondiale de la France, una obra que, a pesar de sus ochocientas páginas, ha conseguido vender más de cien mil ejemplares y ha irrumpido con fuerza en el debate político francés. ¿Cuál ha sido la fórmula detrás de semejante éxito de ventas e impacto en la opinión pública? Esta historia mundial de Francia es un libro de historia inusual que escapa del formato clásico de los manuales de historia y de los relatos nacionales al uso. Se trata, en efecto, de un proyecto que busca romper con los métodos propios de la historiografía más académica y los libros divulgativos más superficiales con el fin de ofrecer al gran público una historia solvente a la vez que atractiva. La clave de este éxito consiste en haber logrado un estilo narrativo didáctico y ameno («conviene saber viajar de manera ligera», se advierte en la introducción) y una estructura poco común a la hora de abordar la historia nacional: 146 capítulos de tan solo cuatro o cinco páginas, sin disquisiciones teóricas ni notas a pie de página. Los capítulos cubren ni más ni menos que 40.000 años de historia francesa, desde el hombre de Cromagnon hasta los atentados de Bataclán de 2015; su redacción corrió a cargo de un equipo de 122 historiadores (la mayoría procedentes de instituciones francesas) coordinados por el medievalista y profesor del Collège de France Patrick Boucheron. El origen del proyecto se remonta a un «sentimiento de urgencia», en palabras del propio Boucheron, provocado por los efectos negativos de la globalización en la sociedad francesa y sus efectos en la identidad nacional, marcado en los últimos años por el protagonismo de la ultraderecha. De esta manera, la obra irrumpió (y no por casualidad) en plena campaña presidencial de 2017 con el propósito de defender una historia de Francia abierta y plural, caracterizada por su carácter multiétnico y el estrecho contacto con el exterior. Para ello se recurre a un enfoque que condensa el supuesto metodológico (y, en el fondo, también político) que subyace en el origen del libro: la voluntad de «expliquer la France par le monde» 4. Este es, pues, el propósito que persiguen unos capítulos que de otra manera pueden leerse de forma independiente: la voluntad de cuestionar los lugares de memoria de la historia nacional a partir de un enfoque que prima las conexiones del Hexágono con el mundo.

Más allá del gran éxito de público, esta obra ha sido recibida generalmente en términos positivos en el ambiente académico francés, con la sonora excepción de Pierre Nora y de los historiadores alrededor de la Académie française, que la han acusado de diluir la misma existencia de Francia en pro de un relato políticamente correcto de corte revisionista 5. Mucho más favorables han sido, en cambio, opiniones de historiadores extranjeros como Robert Darnton, que no ha dudado en aplaudir la obra como un auténtico ­«buffet de historia francesa» 6. Sin embargo, la prueba más palpable del éxito cosechado por la Histoire mondiale de la France ha sido su proyección en el extranjero: primero, con la traducción del libro al inglés y al mandarín, y, después, con la exportación del modelo para el caso de otros países, como las dos obras que aquí nos ocupan, pero también para Italia, Países Bajos, Sicilia y Flandes 7. En otras palabras, aquello que empezó como un proyecto para repensar una historia nacional (la francesa) partiendo de una historia mundial, ha llevado paradójicamente a la multiplicación de las historias nacionales. Llegados a este punto, la pregunta que resulta es si la historia mundial y las historias nacionales son dos enfoques opuestos o si, por el contrario, resultan compatibles y, en caso de serlo, de qué manera.

En opinión de Giovanni Levi, el acierto de la Histoire mondiale de la France no es tanto ir en contra del Estado-nación como de un «concepto deletéreo de identidad que desemboca en la defensa de una cultura francesa definida a partir de un derecho a la diferencia y a la especificidad» 8. El problema, sin embargo, surge a la hora de definir en qué consiste exactamente el propósito de explicar Francia «par le monde». Es ahí donde la propuesta de Boucheron resulta enormemente vaga; una fórmula caracterizada, en palabras del mismo Levi, por su «indeterminación, incoherencia y banalidad» 9. A pesar de ello, la Histoire mondiale de la France debería verse como deudora de una serie de estudios iniciados sobre todo en Alemania y Estados Unidos que, en los últimos quince años, han buscado explicar el pasado a partir de nuevas escalas y marcos de análisis que van más allá del Estado-nación, incluso cuando la nación es el mismo objeto de estudio 10. Ejemplo de ello es la propuesta de Sebastian Conrad de explicar la identidad alemana a partir de sus interacciones con el proceso de globalización de finales del siglo xix 11. Más allá del énfasis tradicional en los elementos endógenos, este autor demuestra la importancia que la diáspora alemana en Latinoamérica, las colonias en África y el debate sobre la importación de trabajadores chinos y polacos tuvieron en la formación de una identidad alemana cada vez más basada en la idea de raza. Para el caso de los Estados Unidos, Ian Tyrell ha propuesto un nuevo relato que pone en primer plano los vínculos transnacionales tanto a nivel continental como en el espacio atlántico 12. El interés de este autor no es tanto explorar la relación entre nación y globalización, como en el caso de Conrad, sino más bien cuestionar el «destino manifiesto» como idea motriz de la historia norteamericana. También para el caso de China, por último, Rebecca Karl ha demostrado que a finales del siglo xix una serie de acontecimientos ocurridos en la geopolítica internacional, como la anexión estadounidense de Filipinas o la guerra de los Boer, cambiaron la visión de los intelectuales de la era Qing y sentaron las bases para el surgimiento de un nuevo nacionalismo chino 13. Cuestionar la idea de excepcionalismo es, pues, el rasgo común de un conjunto de obras que obedecen a enfoques y problemáticas muy diversas y en las que la posición del historiador y su entorno más inmediato desempeñan un papel fundamental en las distintas concepciones que cada uno de ellos tiene de la historia global 14.

Desconexiones, modelos ideales y excepcionalismos: España, Cataluña y la historia mundial

Si, como ha reconocido el propio Boucheron, la historiografía francesa ha sido una late-comer en los esfuerzos por superar el llamado «nacionalismo metodológico» 15, en el caso español la situación parece ser incluso menos halagüeña. Con pocas y contadas excepciones, los marcos nacional, local y regional continúan figurando de forma preferente en la mayoría de estudios sobre la España contemporánea, una situación que contrasta claramente con la de los colegas que tratan la época moderna. Ante este panorama, la aparición de dos nuevas historias de Cataluña y España que llevan el epíteto de mundial no puede ser más que bienvenida, sobre todo por el esfuerzo realizado para acercar esta perspectiva a un público no especializado. Dicho esfuerzo se ha visto compensado con un indudable éxito comercial y mediático, si bien no ha levantado la misma polvareda política que en Francia. Así las cosas, ¿de qué manera se plasma la dimensión mundial en estas dos obras? Y, más importante aún, ¿qué implicaciones prácticas tiene todo esto a la hora de explicar la historia (o las historias) de España y Cataluña?

A pesar de la cita inicial de C. A. Bayly con que se abre la Historia mundial de España («Todos los historiadores son historiadores universales, aunque muchos todavía no se han dado cuenta»), uno de los aspectos más sorprendentes de estas historias mundiales es la falta de discusión y posicionamiento con respecto a la llamada historia global. ¿Cómo se distingue una de otra?, ¿qué ventajas aporta este enfoque para ayudarnos a explicar fenómenos históricos que van más allá del marco nacional que se pretende superar? Pero, sobre todo, la falta de una clara definición sobre qué es la historia mundial crea una cierta confusión conceptual entre perspectivas, como mundial y global, que, desde el punto de vista metodológico, no son exactamente lo mismo. Si bien los volúmenes dedicados a Francia y España sí plantean en la «Introducción» una reflexión sobre la conveniencia de re-escribir la historia nacional, esta no se aplica de forma sistemática. Parece que todavía queda pendiente asumir de manera plena que las historias española y catalana no pueden entenderse sin tener en cuenta realidades y fenómenos que van más allá del marco territorial de la Península Ibérica. Y esto es así a nivel general a pesar del esfuerzo que algunos historiadores han hecho para explicar procesos históricos concretos, como las Cortes y la Constitución de Cádiz, desde un marco atlántico en relación con los territorios americanos 16. Sin embargo, incluso en el caso de la historia atlántica se acaban omitiendo conexiones con otros espacios que la historia global, en su afán por entender el pasado de forma interconectada, busca incluir.

No obstante la interesante y acertada introducción que escribe Núñez Seixas, donde sí se hace el esfuerzo de «inserción de las Españas [...] en el marco de las redes de intercambio, conocimiento, dominio y conflicto de ámbito global» 17, la aplicación de dicho enfoque resulta más borroso a lo largo de la obra. La elección de los capítulos tiene el mérito de superar el canon nacional (fechas tan emblemáticas como 1492, 1808 o 1936 son ignoradas a propósito), si bien el modo de insertar España en el mundo acaba siendo, cuando menos, discutible: en unos casos, el mundo aparece como una suerte de fondo o decorado sobre el que se proyecta el caso español, mientras que en otros se hace referencia a la (más clásica) historia de las relaciones internacionales. Este aspecto evoca la misma indefinición de método que se ha criticado a Boucheron: ¿qué se entiende exactamente por la historia mundial?

Algunos de estos problemas se acentúan en el volumen sobre Cataluña. El primer aspecto que resulta más chocante en la obra dirigida por Borja de Riquer es la escasa presencia de la comunidad política a la que Cataluña ha pertenecido históricamente y a la que sigue perteneciendo —llámese España o cómo se prefiera—. Podría pensarse, a tenor del índice y del contenido del libro, que la historia de Cataluña ha discurrido más en consonancia con la de Francia y Europa en general que con el resto de la Monarquía Hispánica, primero, y el Estado-nación español, desde el siglo xix. Esto es uno de los ejes sobre los que se estructura la obra, como explica el propio director en la introducción:

«Com és prou sabut, els catalans han estat extremament interessats en tot allò que passava a la resta de la península Ibèrica des de fa segles. Però la història catalana és, bàsicament, una història europea, força vinculada als països més occidentals del vell continent i als de les dues riberes de la Mediterrània» 18.

De este modo, el loable ejercicio de establecer conexiones con otros territorios se hace a costa de descontextualizar la realidad española de la que Cataluña era parte intrínseca y que tan importante es, precisamente, para comprender la naturaleza de su encaje en el mundo. Sirvan como ejemplo los títulos escogidos para los capítulos referidos a la Guerra de los Treinta Años, la Guerra de Sucesión o la invasión napoleónica de la Península 19, que en vez de enmarcar el caso hispánico en el juego de fuerzas europeas, alimentan la imagen de Cataluña como territorio permanentemente díscolo en las estructuras imperiales o estatales españolas. Es en concreto esto lo que debería ayudar a comprender por qué en repetidas ocasiones, Cataluña pareció seguir dinámicas alternativas, o por qué en determinados momentos París apareció como un modelo más atractivo que Madrid para las elites periféricas. Afortunadamente, contamos ya con una larga lista de trabajos que han contribuido a explicar las dificultades que caracterizaron la construcción del Estado-nación español y sus limitaciones a la hora de integrar a los distintos territorios y grupos sociales bajo un mismo proyecto nacional; un campo, paradójicamente, en el que la obra del propio Borja de Riquer continua siendo referencia obligatoria 20.

El debate en ambas historias mundiales tiene como telón de fondo el problema de los «tipos ideales» de desarrollo. Lejos habría de quedar, a estas alturas, este paradigma que influenció los debates historiográficos en la década de los ochenta y noventa, y que a menudo llevó a evaluar la historia de los países en términos de «éxito», «fracaso» o de «vías especiales» (Sonderwege) 21. Aunque el volumen dirigido por Núñez Seixas no pretende en ningún caso insertarse dentro de esta problemática ni tampoco esta cuestión articula las distintas contribuciones, sí se observa un cierto tono que pretende subrayar la normalidad del caso español en su contexto europeo, como sucede también en otras obras recientes 22.

La interpretación «modernizadora», en cambio, aparece de forma más clara en el volumen dedicado a Cataluña, apuntalada a partir de dos argumentos adicionales, concretamente la modernidad de la realidad catalana (que contrastaría con la imagen de una España supuestamente «atrasada») y el carácter marcadamente europeo que, retomando la obra de Vicens Vives, aparece como una seña identitaria distintiva 23. Una vez sentados los supuestos de la argumentación, la temática tratada en cada capítulo apunta continuamente en esta dirección: sirva como ejemplo el dedicado al historiador y economista ilustrado Antoni de Capmany, del que se destaca su «investigació innovadora, avançada fins i tot als corrents de l’Europa del seu temps, i molt superior als productes intel·lectuals més coneguts de la Il·lustració espanyola, com els de Campomanes o Jovellanos» 24. Dicho énfasis en el carácter pionero de los catalanes no dejaría de ser anecdótico si no se repitiera a lo largo de los capítulos, por ejemplo en los dedicados a la aparición del catalanismo político, la Segunda República o la arquitectura de Lluís Domènec i Montaner 25. Incluso en la biografía del viajero y explorador Sinibald de Mas, cuyo periplo vital discurrió por Oriente Medio y Asia, se destaca que

[la] trajectòria intel·lectual i vital transgredeix les fronteres mentals de l’Espanya de l’època [...]. Les seves opinions, però, sovint contradiuen les dels seus coetanis, reflex d’un esperit més europeu que espanyol, sens dubte influït per la seva formació en una ciutat com Barcelona, al port de la qual arribaven alguns dels fils que conformen les xarxes transnacionals que els grans imperis despleguen arreu» 26.

Este continuum histórico basado en la modernidad y la europeización termina forjando una narrativa en la que subyace, en el trasfondo general, el conflicto irreconciliable entre Cataluña y España, incluso cuando esta última está in absentia. Este argumento peca también de un cierto barniz teleológico, al aparecer directamente ligados los acontecimientos del presente con un pasado que ha marcado las relaciones Cataluña-España desde, al menos, el siglo xviii. Estos entran en escena por medio de un capítulo titulado «Una singular declaració d’independència», en referencia a la proclamación hecha por el Parlament de Catalunya en octubre de 2017. De esta manera, se nos explica en la introducción, que «a l’inici del segle xxi ha tingut lloc un nou i greu enfrontament polític entre els governs de Catalunya i España» 27, en un contexto internacional marcado por la globalización y la interdependencia de la economía y las sociedades. El problema, una vez más, es que las referencias a la globalización y a las conexiones no parecen tanto un fin en sí mismo, sino más bien un pretexto para justificar una forma de «particularismo», cuando no de «excepcionalismo», a la hora de entender la historia catalana; precisamente el supuesto que la historia global y transnacional pretende superar.

Este supuesto excepcionalismo no se observa en la obra dirigida por Núñez Seixas, que presenta una definición mucho más compleja del concepto de España, que en todo momento se trata de un modo plural y dinámico 28. En este sentido, el modelo de historia mundial sí rompe con las dinámicas interpretativas que dan por hecha la realidad nacional del sujeto histórico, proponiéndose un diálogo con otros procesos y espacios allende los contornos peninsulares. Por otro lado, la presencia del marco imperial, aun pudiendo ser mayor, destaca en el volumen dirigido por Núñez Seixas a la vez que queda eclipsado en el caso catalán. Sin embargo, en el volumen dedicado a España aún se repiten algunos tópicos historiográficos que siguen apuntando, como hacía Leandro Prados de la Escosura en 1988, al paso de «imperio a nación» 29, cuando quizás hubiera resultado más productivo adoptar perspectivas más complejas que cuestionan dicha narración poniendo ambos aspectos bajo un mismo paraguas, como sugieren algunas obras de reciente aparición 30. Explicar las dinámicas nacionales como algo integrado en las dinámicas imperiales aún constituye, de hecho, una de las tareas pendientes más importantes para la época contemporánea 31.

Conclusiones: abrir nuevos horizontes para la investigación a través de la historia global

La historia de España, Cataluña o Francia, así como de cualquier otro espacio, no puede seguir realizándose bajo los parámetros tradicionales a los que estamos acostumbrados. No solo es necesario, eso lo ha sido siempre, contextualizar teniendo en cuenta lo que pasa en marcos de referencia que van más allá de la nación o la región, también resulta imprescindible considerar las conexiones entre distintos espacios con el fin de comprender mejor los contornos del marco de análisis escogido. Si los debates más recientes sugieren considerar naciones y regiones en un marco global, hemos primero de definir bien lo que entendemos por ello y diferenciar unas alternativas conceptuales de otras.

En este sentido, las recientemente publicadas historias mundiales no son, en nuestra opinión, historias globales. Lo que estas obras hacen es utilizar el mundo como un telón de fondo, pasivo y sin dar protagonismo a actores no hispánicos, sobre el que se proyecta la propia historia nacional, ya sea en busca de supuestas singularidades o, en el mejor de los casos, para revisar los lugares de memoria nacionales 32. La llamada historia global, por el contrario, es una perspectiva de análisis que destaca las comparaciones e interconexiones entre distintas partes del planeta. No busca, por lo tanto, escribir una historia total, ni generar un solo metarrelato, sino que busca explicar el pasado de manera comparada y/o interrelacionada mediante el uso de diferentes escalas de análisis 33. Estas pueden ser macro-regiones como Eurasia o espacios inter-imperiales como el Caribe o el Sudeste Asiático, pero también la localidad, la región o, por qué no, el Estado-nación, sin que la dimensión planetaria sea una condición sine qua non 34. Lo importante de la historia global, en la misma línea que la historia transnacional o la poscolonial, es la voluntad de romper con aquellas unidades de análisis que tradicionalmente han dominado la historiografía, en especial el marco nacional, así como entender los procesos históricos de manera transversal e interrelacionada 35.

Desde esta perspectiva, sería más fructífero problematizar el encaje catalán en el conjunto español, para así comprender mejor la naturaleza de las conexiones con Europa y con otros territorios extra-europeos, que utilizar el mundo como una alternativa para explicar la historia de Cataluña al margen de la española. De la misma manera, sería más provechoso insertar la Constitución de Cádiz o las guerras carlistas en fenómenos más amplios, como la Era de las Revoluciones o la larga historia de las guerras civiles 36, que evaluarlas en términos de singularidades o anormalidades, incluso cuando se hace en el trasfondo de una supuesta historia mundial. Dicha tarea debería llevar a dejar de ver los episodios históricos como simplemente españoles, italianos o franceses para subrayar su naturaleza compleja e híbrida. En otras palabras, un enfoque realmente global debería llevarnos a «des-centrar» nuestro punto de vista y avanzar hacia un enfoque multidimensional que supere la nación (cuando no el eurocentrismo) y que no sitúe los actores españoles o catalanes como los únicos protagonistas del relato histórico. Se trata de un ejercicio de provincializar España 37, así como de incluir el punto de vista del «Otro», del colonizado, el evangelizado o el esclavizado, de aquellos que, formando parte tangencial del relato, han sido olvidados tradicionalmente en las historias nacionales. Visto de esta manera, las historias catalana y española ofrecen un sinfín de episodios que, repensados a la luz de la historia global, tienen el potencial de abrir nuevos ángulos de análisis y crear una polifonía de voces, rostros y trayectorias que quedan ocultos en las perspectivas nacionales 38. Todo ello debería llevar a replantearnos, en última instancia, el significado de conceptos como «España» y «Cataluña» y, sobre todo, cuestionar el tipo de historia que necesitamos para dar sentido a las preguntas que nos plantea el siglo xxi.


1 Xosé M. Núñez Seixas (dir.): Historia mundial de España, Barcelona, Destino, 2018, y Borja de Riquer (dir.): Història mundial de Catalunya, Barcelona, Edicions 62, 2018.

2 En palabras de Xosé M. Núñez Seixas (dir.): Historia mundial..., p. 14.

3 Patrick Boucheron (dir.): Histoire mondiale de la France, París, Édicions du Seuil, 2017. En 2018 la misma editorial publicó dos nuevas ediciones, una de bolsillo y otra ampliada con ilustraciones y quince nuevas entradas.

4 Ibid., p. 12. Las citas de más arriba en p. 7.

5 Pierre Nora: «Histoire mondiale de la France: Pierre Nora répond à Patrick Boucheron», L’Obs, 28 de marzo de 2017, y la respuesta en Patrick Boucheron: «Faire de l’histoire aujourd’hui: la réponse de Boucheron à Nora», L’Obs, 5 de abril de 2017. Dicha polémica también ha tenido una amplia repercusión en la prensa. Vése, por ejemplo, Dominique Perrin: «Patrick Boucheron, l’historien qui défie les apôtres du déclin», Le Monde, 10 de junio de 2017, y Laurent Joffrin: «Une histoire de France dénationalisée», Libération, 27 de junio de 2017.

6 Robert Darnton: «A Buffet of French History», New York Review of Books, 64, 8, 11 de mayo de 2017, e íd.: «À propos de la parution de l’Histoire mondiale de la France», Histoire@Politique, 6 de abril de 2017, www.histoire-politique.fr.

7 Andrea Giardina (dir.): Storia mondiale dell’Italia, Bari, Laterza, 2017; Giuseppe Barone (dir.): Storia mondiale della Sicilia, Roma, Laterza, 2019; Huygens Instituut voor Nederlandse Geschiedenis: Wereldgeschiedenis van Nederland, Ámsterdam, Ambo Anthos Uitgevers, 2018, y Marnix Beyen, Marc Boone et al.: Wereldgeschiedenis von Vlaanderen, Uitgeverij, Polis, 2018.

8 Giovanni Levi: «Microhistoria e Historia Global», Historia Crítica, 69 (2018), pp. 21-34, esp. p. 31.

9 «Et si l’on nous demande “Pourquoi cette histoire de la France est-elle mondiale?”, on pourra répondre simplement: “Mais parce qu’elle est tellement plus intéressante ainsi!”». Patrick Boucheron: Histoire mondiale..., p. 13, y Giovanni Levi: «Microhistoria...», p. 31.

10 Sebastian Conrad y Jürgen Osterhammel (coords.): Das Kaiserreich transnational: Deutschland in der Welt, 1871-1914, Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2004; Thomas Bender: A Nation Among Nations. America’s Place in World History, Nueva York, Hill and Wang, 2006; Georgii Kasianov y Philipp Ther (coords.): A Laboratory of Transnational History: Ukraine and Recent Ukrainian Historiography, Budapest, CEU Press, 2008; Vesna Drapac: Constructing Yugoslavia: A Transnational History, Nueva York, Palgrave MacMillan, 2010, y Niall Whelehan (ed.): Transnational Perspectives on Modern Irish History, Londres, Routledge, 2014.

11 Sebastian Conrad: Globalisation and the Nation in Imperial Germany, Cambridge, Cambridge University Press, 2010.

12 Ian Tyrell: Transnational Nation. United States History in Global Perspective Since 1789, Londres, Palgrave McMillan, 2007.

13 Rebecca Karl: Staging the World. Chinese Nationalism at the Turn of the Twentieth Century, Durham, Duke University Press, 2002.

14 Sven Beckert y Dominic Sachsenmaier (eds.): Global History, Globally: Research and Practice Around the World, Nueva York, Bloomsbury, 2018.

15 Patrick Boucheron y Nicolas Delalande: «Récit national et histoire mondiale. Comment écrire l’histoire de France au xxie siècle?», Histoire@Politique, 31 (2017), pp. 1-9, esp. p. 4, www.histoire-politique.fr.

16 Entre muchos otros destacan José María Portillo: Crisis atlántica: autonomía e independencia en la crisis hispánica, Madrid, Marcial Pons, 2006, y Scott Eastman y Natalia Sobrevilla Perea (eds.): The Rise of Constitutional Government in the Iberian Atlantic World: The Impact of the Cádiz Constitution of 1812, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 2015.

17 Xosé M. Núñez Seixas: «Introducción. Por una historia de las Españas en el mundo», en íd. (dir.): Historia mundial de España, Barcelona, Destino, 2018, p. 12.

18 Borja de Riquer (dir.): Història mundial..., pp. 16-17.

19 Dichos episodios corresponden a los capítulos «La república catalana de Lluís XIII», «Barcelona, cort reial de Carles III, l’Arxiduc», «Quan Catalunya fou francesa». Ibid.

20 Borja de Riquer: Escolta, Espanya: la cuestión catalana en la época liberal, Madrid, Marcial Pons, 2001.

21 Salvador Calatayud, Jesús Millán y María Cruz Romeo: «El Estado en la configuración de la España contemporánea. Una revisión de los problemas historiográficos», en íd. (coords.): Estado y periferias en la España del siglo xix. Nuevos enfoques, València, PUV, 2009, pp. 9-130, esp. pp. 23-24. Un estado de la cuestión sobre el debate en torno al Sonderweg alemán, en Josep M. Fradera y Jesús Millán (eds.): Las burguesías europeas del siglo xix. Sociedad civil, política y cultura, Madrid-Valencia, Biblioteca Nueva-PUV, 2002, y Jorge Luengo: Una sociedad conyugal. Las elites de Valladolid en el espejo de Magdeburgo en el siglo xix, Valencia, PUV, 2014, pp. 21-25.

22 Véase, por ejemplo, «Introducción: más allá de la normal anormalidad: una historia contemporánea de España», en Jordi Canal (dir.): Historia contemporánea de España, Barcelona, Taurus, 2017, pp. 15-20.

23 Borja de Riquer (dir.): Història mundial..., pp. 7 y 19, y Jaume Vicens Vives: Notícia de Catalunya. Nosaltres els catalans, Barcelona, Vicens Vives, 1984 (1.ª ed., 1954).

24 Borja de Riquer (dir.): Història mundial..., p. 468.

25 Sirva como muestra el título elegido para los capítulos arriba mencionados: «L’alçament solidari d’un poble», «Quan les catalanes votaren abans que les franceses», «Santa Pau, l’hospital més modern d’Europa», respectivamente. Ibid.

26 Ibid., p. 560. La cursiva es nuestra.

27 Ibid., p. 20. La cursiva es nuestra.

28 Xosé M. Núñez Seixas (dir.): Historia mundial..., pp. 12-16.

29 Leandro Prados de la Escosura: De imperio a nación, crecimiento y atraso económico en España (1780-1930), Madrid, Alianza Editorial, 1988, y Xosé M. Núñez Seixas (dir.): Historia mundial... Véase como ejemplo el título del capítulo 9.

30 Josep M. Fradera: La nación imperial: derechos, representación y ciudadanía en los imperios de Gran Bretaña, Francia, España y Estados Unidos, 1750-1918, Barcelona, Edhasa, 2015.

31 Christopher Schmidt-Nowara: The conquest of history: Spanish colonialism and national histories in the nineteenth century, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2006; Alda Blanco: Cultura y conciencia imperial en la España del siglo xix, Valencia, PUV, 2012; Josep M. Fradera: La Nación imperial..., y Xosé M. Núñez Seixas: «Nation-building and regional integration», en Stefan Berger y Alexei Miller (eds.): Nationalizing Empires, Budapest-Nueva York, CEU Press, 2015, pp. 195-245.

32 Esta confusión entre contexto y análisis relacional puede verse, por ejemplo, en la introducción: Xosé M. Núñez Seixas (dir.): Historia mundial..., pp. 12-19.

33 Más información sobre las distintas maneras de entenderse la historia global en Sebastian Conrad: Historia global. Una nueva visión para el mundo actual, Barcelona, Crítica, 2017.

34 Sebastian Conrad: What is Global History?, Princeton, Princeton University Press, 2016, pp. 117-118.

35 Kiran Klaus Patel: «An Emperor without Clothes? The Debate about Transnational History Twenty-five Years On», Histoire@Politique, 26, mayo-agosto de 2015, www.histoire-politique.fr.

36 David Armitage: Civil Wars: A History in Ideas, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2017.

37 Referimos aquí a Dipesh Chakrabarty: Provincializing Europe: Postcolonial Thought and Historical Difference, Princeton-Oxford, Princeton University Press, 2000.

38 Hemos reflexionado más ampliamente sobre ello, a propósito del siglo xix, en Jorge Luengo y Pol Dalmau: «Writing Spanish History in the Global Age: Connections and Entanglements in the nineteenth century», Journal of Global History, 13, 3 (2018), pp. 425-445.