Ayer 135 (3) 2024: 103-130
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2024
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/2414
© Gennadi Kneper
Recibido: 10-08-2022 | Aceptado: 28-11-2022 | Publicado on-line: 08-07-2024
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License
¿El nacimiento de una nación? Nacionalismo ucraniano y construcción estatal a finales del siglo xix y principios del xx
Gennadi Kneper
Universitat Autònoma de Barcelona
gennadi.kneper@uab.cat
Resumen: El presente artículo examina el desarrollo del nacionalismo ucraniano a finales del siglo xix y principios del siglo xx. El análisis empieza situando el movimiento ucrainófilo en el contexto de los discursos políticos de la Rusia imperial y el Imperio austrohúngaro. A continuación, se examina la evolución del discurso nacionalista que llevó a la fundación de los primeros partidos políticos ucranianos. Finalmente, se analiza la influencia de los nacionalistas ucranianos en las dinámicas revolucionarias y bélicas después de la caída de las dinastías de los Romanov y los Habsburgo.
Palabras clave: nacionalismo ucraniano, movimiento ucrainófilo, Imperio ruso, Imperio austrohúngaro, construcción estatal.
Abstract: This article examines the development of Ukrainian nationalism in the late nineteenth and early twentieth centuries. The analysis begins by placing the Ukrainophile movement in the context of the political discourses of Imperial Russia and the Austro-Hungarian Empire. Next, it examines the evolution of the nationalist discourse that led to the foundation of the first Ukrainian political parties. Finally, the article analyzes how Ukrainian nationalists influenced revolutionary and war dynamics after the fall of the Romanov and Habsburg dynasties.
Keywords: Ukrainian nationalism; Ukrainophile movement; Russian Empire; Austro-Hungarian Empire; state building.
Una de las consecuencias más importantes de la Primera Guerra Mundial fue la aparición de nuevos Estados en la Europa central y oriental. Junto con los ejemplos exitosos de construcción estatal como Polonia, Checoslovaquia y Turquía, el periodo comprendido entre 1917 y 1920 vio varios proyectos estatales malogrados 1. El intento de establecer una Ucrania independiente pertenece a esta última categoría. La razón inmediata del fracaso del proyecto estatal ucraniano consistió en la derrota militar de las fuerzas nacionalistas contra la Rusia soviética y la Polonia de Józef Piłsudski (1867-1935) 2. El trasfondo del descalabro de los partidarios de la Ucrania independiente era, sin embargo, mucho más complejo.
Junto con la ineficiencia militar, la debilidad de la conciencia nacional contribuyó significativamente a malograr el proyecto independentista. A diferencia de los territorios poblados por los checos y los polacos, en tierras ucranianas el interés por la identidad nacional, entendida como la conciencia inequívoca de pertenecer a una colectividad histórico-cultural, se limitaba, hasta finales del siglo xix, a la clase media culta 3. La entrada de las masas populares en la política coincidió con los acontecimientos revolucionarios de principios del siglo xx, un dato que ayuda a entender las enormes dificultades de los líderes nacionalistas ucranianos para juntar apoyos detrás de sus proyectos estatales en medio del caos producido por la caída de los imperios de los Romanov, los Habsburgo, los Hohenzollern y los Otomanos.
El presente estudio pretende examinar el desarrollo del nacionalismo ucraniano a finales del siglo xix y principios del siglo xx. El análisis empezará situando el movimiento ucrainófilo en el contexto de los discursos políticos de la Rusia imperial y el Imperio austrohúngaro. A continuación, se examinará la evolución del discurso nacionalista que llevó a la fundación de los primeros partidos políticos ucranianos. Finalmente, se analizará cómo los nacionalistas ucranianos influyeron en las dinámicas revolucionarias y bélicas después de la caída de las dinastías de los Romanov y los Habsburgo.
El desarrollo del nacionalismo ucraniano en vísperas de la Primera Guerra Mundial es un tema ampliamente tratado por los historiadores oriundos de la Europa oriental, sobre todo los ucranianos, los rusos y los polacos, así como en la historiografía norteamericana y alemana. En el ámbito hispánico, el movimiento nacional ucraniano ha recibido poca atención académica. Este artículo se propone, por lo tanto, reforzar el debate español acerca del desarrollo del nacionalismo ucraniano y su papel en los procesos de la construcción estatal en Europa a finales del siglo xix y principios del siglo xx.
El desarrollo de las bases intelectuales del nacionalismo ucraniano estuvo estrechamente relacionado con las dinámicas políticas y culturales del Imperio ruso. En este contexto, el debate en torno al polisemántico concepto de narodnost’, habitualmente traducido como «espíritu nacional» o «nacionalidad», ocupaba un lugar muy importante 4. Desde el discurso oficialista, formulado en San Petersburgo en la década de 1830, el término se conceptualizaba como una parte de la llamada Doctrina de la Nacionalidad Oficial, destinada a reforzar la conexión entre la monarquía de los Romanov y los pueblos del imperio 5. Por otro lado, en los círculos intelectuales la lectura conservadora de narodnost’ se vio completada por las interpretaciones liberales y progresistas, donde el concepto aparecía como una posible base de un Gobierno constitucional y hasta popular.
Los partidarios de dichas interpretaciones a menudo toparon con notables restricciones por parte del Gobierno ruso, preocupado por conservar la unidad territorial y las bases monárquicas del imperio. En este sentido, no era de extrañar que en diciembre de 1845 las autoridades policiales de Kiev (Kyïv) detuvieran a los integrantes de la Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio, una pequeña asociación de profesores y estudiantes de la recientemente fundada universidad local, que en sus escritos proponían reorganizar la vida política en el mundo eslavo sobre las bases federativas, donde «cada estirpe debe tener un gobierno popular y observar la perfecta igualdad de los conciudadanos en cuanto a su nacimiento, confesiones cristianas y estado» 6.
Las autoridades zaristas tenían pocas dudas de que el paneslavismo popular que planteaban los jóvenes intelectuales detenidos en Kiev constituía un grave peligro para el orden político. Su interpretación de narodnost’ cuestionaba la posición preeminente de San Petersburgo y Moscú como centros principales del imperio y dejaba la puerta abierta al separatismo local. Al mismo tiempo, el igualitarismo de sus propuestas evocaba la posibilidad de una revolución social. Todo ello era suficiente para justificar la rápida y resuelta desarticulación de la Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio. Eso sí, el Gobierno ruso se mostró comparativamente suave hacia los detenidos. Con algunas excepciones, los integrantes de la asociación ucrainófila pudieron volver a su actividad periodística, editorial y docente después de haber pasado algunos años desterrados en las provincias interiores del Imperio ruso 7. Tal reacción indica que las autoridades zaristas intentaban quitarle hierro a lo ocurrido y consideraban posible reintegrar a los «extraviados» populistas de Kiev dentro del discurso panruso de narodnost’ como concepto ligado a la monarquía 8.
Los acontecimientos en torno a la Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio marcaron la pauta en las relaciones entre el movimiento nacional ucraniano y el Estado imperial ruso durante las siguientes décadas. Uno de los pocos periodos en el que estas relaciones resultaron menos conflictivas coincidió con el comienzo de las Grandes Reformas durante el reinado de Alejandro II. Entre 1856 y 1863, la sociedad rusa vivió una notable liberalización de la vida pública, incluido el gran cambio socioeconómico implicado por la emancipación de los siervos en 1861. En esos momentos, la relajación de la censura oficial permitió a los ucrainófilos expresar sus ideas con más franqueza y distensión que antes 9.
Sin embargo, después del levantamiento polaco de 1863, que se hizo notar también en Bielorrusia y la Ucrania occidental, el Gobierno imperial volvió a restringir la legislación. La circular emitida en julio de ese mismo año por el Ministerio de Asuntos Interiores, dirigido por Petr Valuev (1815-1890), prohibía la publicación de libros religiosos y destinados a la educación primaria en ucraniano, aunque sí permitía la edición de obras literarias, lo cual dejaba a los ucrainófilos un cierto margen para seguir con sus actividades culturales 10.
En mayo de 1876, el Gobierno zarista decretó un nuevo aumento de las restricciones contra la lengua ucraniana en el llamado Ukaz de Ems (Edicto de Ems). Según la resolución firmada por Alejandro II, toda enseñanza en ucraniano quedaba terminantemente prohibida. Las restricciones aplicaban también a la publicación de libros en ucraniano, con la excepción de testimonios históricos y las bellas letras. Además, las autoridades locales recibieron la instrucción de prestar particular atención a evitar la presencia de ucrainófilos declarados en el ámbito educativo 11. Aunque el cumplimiento de estas disposiciones nunca fue excesivamente estricto, el efecto del edicto que permaneció vigente hasta 1905 se hizo notar en el paulatino desplazamiento de la actividad de los ucrainófilos hacia Lemberg (L’viv/Leópolis). La capital de la Galitzia habsburgiana era entonces un importante centro cultural con una potente universidad donde se enseñaba principalmente en polaco y alemán. En cambio, el peso de la cultura ucraniana era relativamente pequeño, a pesar de que casi la mitad de la población de Galitzia pertenecía a la Iglesia greco-católica y hablaba en diferentes variedades de la lengua ucraniana (que entonces se llamaba «rutena» en la monarquía danubiana y «pequeñorrusa» en la Rusia imperial) 12.
La situación empezó a cambiar en las últimas décadas del siglo xix, debido a las dinámicas sociopolíticas del Imperio austrohúngaro y a la creciente actividad de los ucrainófilos locales inspirados por los esfuerzos de sus compañeros de armas en el Imperio ruso. Después de la reordenación política de 1867, la monarquía de los Habsburgo se había convertido en un conjunto estatal que incorporaba ciertos elementos del federalismo moderno y la autonomía local 13. Aunque el Imperio austrohúngaro difícilmente podía considerarse un Estado democrático, hubo allí más libertades civiles que en el Imperio ruso, lo cual tenía importantes implicaciones para la interacción de Viena y Budapest con las elites y las poblaciones provinciales 14.
A pesar de que los rutenos de la Galitzia, la Bucovina y la Transcarpatia habsburgianas se encontraban en una situación mucho menos privilegiada que los polacos, los alemanes y los húngaros, la expresión de sus anhelos culturales en la monarquía danubiana de finales del siglo xix podía realizarse con notable libertad. Al igual que en el Imperio ruso, el interés por la lengua, la literatura y las costumbres populares contribuyó al desarrollo de la conciencia nacional, que a su vez estaba relacionada con la cuestión social. En su mayoría, los rutenos en tierras habsburgianas eran campesinos con poca influencia política. Por lo tanto, el discurso de los ucrainófilos de Kiev y Járkov (Kharkiv) resonaba con las preocupaciones de muchos rutenos cultos, quienes vinculaban la mejora de las condiciones de vida del pueblo llano con demandas de la autonomía cultural y política.
Jóvenes escritores rutenos como Ivan Franko (1856-1916) y Mykhailo Pavlyk (1853-1915) vieron una importante fuente de inspiración para su obra literaria y su actividad política en el federalismo socialdemócrata del historiador Mykhailo Drahomanov (1841-1895), cuyo pensamiento continuaba las ideas planteadas por la Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio 15. Pese a los numerosos conflictos con las autoridades zaristas que le hicieron abandonar su puesto de profesor en la Universidad de Kiev y emigrar a Ginebra, Drahomanov siguió considerando la unión federal de los ucranianos, los rusos y los bielorrusos como el resultado preferible de la transformación sociopolítica del Imperio ruso que, idealmente, se convertiría en una república igualitaria de pueblos libremente asociados 16. Una línea similar podía observarse en un sector muy notable del público culto ruteno, cuyos proponentes se agrupaban en torno a las asociaciones culturales como Prosvita (Ilustración). Gracias a la influencia de los ucrainófilos de Kiev y Járkov, así como los intelectuales locales como Franko y Pavlyk, las tendencias radicales, populistas y socialistas adquirieron mucha importancia en la sociedad rutena de las últimas décadas del siglo xix. Al mismo tiempo, existían en Galitzia muchos rusófilos conservadores, que favorecían la unidad de los eslavos orientales bajo la égida de San Petersburgo como alternativa frente al dominio político austriaco y el dominio cultural polaco, incluso si esto comportaba apoyar la política retrógrada de los Romanov 17.
Dentro de la constitución mixta del Imperio austrohúngaro, Galitzia tenía su propia Dieta provincial, elegida por curias compuestas por diferentes grupos sociales. En este marco político, los líderes rutenos intentaban ejercer presión legislativa para ampliar el uso de su idioma y obtener otros derechos civiles y privilegios económicos. En 1890, la fracción rusófila y los representantes polacos cerraron un compromiso, según el cual los rutenos consiguieron una serie de concesiones en el sector educativo y el ámbito judicial 18. Sin embargo, a los populistas ucranianos (los llamados narodovtsi) liderados por Franko y Pavlyk dicha componenda les parecía insuficiente, lo cual llevó a la fundación del Partido Radical Ruso-Ucraniano (RURP, posteriormente conocido como Partido Radical Ucraniano, URP).
La nueva organización, considerada como el primer partido político ucraniano, tenía un ambicioso programa de inspiración socialista, con el objetivo declarado de conseguir el autogobierno regional para los territorios rutenos dentro del Imperio austrohúngaro 19. Una de las contribuciones más importantes del RURP consistió en la organización del movimiento cooperativo en las zonas rurales de Galitzia, lo cual facilitó la paulatina entrada de las masas populares en la política. Además, el Partido Radical se mostró muy crítico con la Iglesia greco-católica, tanto por su postura conservadora en la cuestión social como por sus conexiones con el Imperio ruso.
A diferencia del caso polaco, el papel de las instituciones eclesiásticas en el proceso de la constitución de la identidad nacional ucraniana era muy ambiguo, debido a la cercanía de la Iglesia ortodoxa a los organismos gubernamentales de la Rusia imperial y el notorio faccionalismo político dentro de la Iglesia greco-católica en Galitzia 20. Tales desavenencias se podían observar también fuera del ámbito eclesiástico. Así, las contradicciones entre los líderes del campo radical llevaron en 1899 a la escisión del RURP, del que se separaron los socialdemócratas marxistas y los nacionaldemócratas que formaron sus propios partidos. Pese a estos desacuerdos, los esfuerzos de los narodovtsi permitieron reforzar la representación de los intereses rutenos en la política austrohúngara, lo cual se tradujo en la creciente influencia de las instituciones culturales ucranianas en Galitzia, Bucovina y Transcarpatia.
La indudable importancia cultural y política de Galitzia para el movimiento nacional ucraniano de la última década del siglo xix llevó a algunos historiadores a llamarla el «Piamonte de Ucrania» 21. Sin ser completamente infundada, tal conceptualización resulta equívoca. A diferencia de la región del norte de Italia, que gozaba de la posición privilegiada como centro político del Reino de Cerdeña, Galitzia no era un Estado independiente que pudiera encabezar la unificación de tierras ucranianas. Dicho esto, caben pocas dudas de que el traslado a Lemberg daba a los intelectuales ucrainófilos la oportunidad de replantear el nacionalismo ucraniano como movimiento con claras aspiraciones políticas 22.
Uno de esos intelectuales fue el historiador Mykhailo Hrushevs’kyi (1866-1934), quien se convirtió en catedrático de la Universidad de Lemberg en 1894. Durante los veinte años que pasó en Galitzia, Hrushevs’kyi elaboró una influyente concepción historiográfica que abría las puertas a un discurso manifiestamente soberanista, en el que el desarrollo de tierras ucranianas aparecía desvinculado de la tradición política moscovita 23. El propio Hrushevs’kyi siguió favoreciendo una unión federal entre Ucrania y Rusia, que empezó a considerar problemática solo después de la toma del poder por los bolcheviques. Pero para muchos otros nacionalistas su interpretación histórica constituía una invitación abierta a plantear la posibilidad de un Estado ucraniano completamente independiente.
Junto con una fructífera actividad académica, Hrushevs’kyi aprovechó su periodo galitziano para volcarse en la política local. En 1899, estuvo junto con Franko y los futuros líderes de la República Popular de Ucrania Occidental, Kost’ Levyts’kyi (1859-1941) e Ievhen Petrushevych (1863-1940), entre los fundadores del Partido Nacional-Democrático Ucraniano (UNDP). El programa pronunciadamente liberal del UNDP abogaba por la ampliación de los derechos políticos y culturales de los rutenos por la vía parlamentaria. Además, reivindicaba la formación de una nueva Tierra de la Corona compuesta por los territorios de habla ucraniana controlados por los Habsburgo, lo cual permitiría obtener un grado de autonomía semejante al que tenían los polacos dentro del Imperio austrohúngaro (o quizás incluso los canadienses dentro del Imperio británico) 24. Al mismo tiempo, los nacionaldemócratas abordaban el aspecto social de la problemática ucraniana, proponiendo la imposición progresiva y la reforma agraria.
Aparte de las actividades políticas, Hrushevs’kyi se volcó en el desarrollo de las instituciones académicas y culturales ucranianas. En este ámbito, su trabajo se extendió mucho más allá de Lemberg, ejerciendo un notable impacto en Kiev, Járkov, Odesa y otros centros universitarios del Imperio ruso. El amplio respeto que Hrushevs’kyi adquirió a ambos lados de la frontera estuvo entre las razones principales por las cuales fue elegido presidente de la Rada Central, una especie de asamblea nacional ucraniana que se constituyó en Kiev en marzo de 1917 25. Sus capacidades organizativas parecían convertirlo en la persona predestinada para liderar Ucrania, pero la experiencia que Hrushevs’kyi había obtenido en la política parlamentaria y el asociacionismo institucionalizado resultó inadecuada para navegar en el mar del revuelo revolucionario y bélico.
Un giro revolucionario en el destino de las tierras ucranianas resultaba, sin embargo, apenas imaginable a principios del siglo xx. Entonces, la mayoría de los ucrainófilos se proponía conseguir la autonomía cultural y administrativa dentro de los imperios de los Habsburgo y los Romanov 26. Tal enfoque se basaba en una evaluación realista de sus propias escasas posibilidades. Por un lado, era difícil negar la debilidad de la conciencia nacional de la población rural; por el otro, solo una minoría de la población urbana se identificaba con el nacionalismo ucraniano. Lemberg y Czernowitz (Chernivtsi) en el Imperio austrohúngaro eran ciudades multinacionales con un espíritu cosmopolita que miraban hacia Viena. A su vez, la mayoría de los habitantes de Kiev, Járkov, Odesa y Ekaterinoslav (Dnipro) en el Imperio ruso no se consideraba como ucranianos, o al menos no atribuía a este término un sentido nacionalista.
En 1909, el nacionaldemócrata Ievhen Chykalenko (1861-1929), afincado en Kiev, afirmaba en su diario que «un porcentaje muy pequeño de la población muestra algún interés por la ucrainidad» y apenas nadie en las ciudades se suscribía a los periódicos de las asociaciones nacionalistas ucranianas 27. Dicho de otra manera, la pasividad de la población local, la comparativa estabilidad de los dos imperios y las nuevas posibilidades que parecían abrirse después de la primera revolución rusa de 1905 sugerían a muchos nacionalistas ucranianos que el camino más prometedor para promover su causa se situaba dentro del marco legal 28.
Ya antes del estallido revolucionario de 1905, el Imperio ruso vio un notable crecimiento de la actividad política. Incluso si los partidos semilegales que comenzaron a surgir en ese periodo no gozaban de un masivo apoyo popular, era obvio que la sociedad rusa estaba entrando en una nueva fase de interacción con la monarquía. La fundación del Partido Revolucionario Ucraniano (RUP), que se constituyó en febrero de 1900 en Járkov, se inscribía en esta tendencia general. Inspirados por las ideas de Drahomanov y los éxitos de los partidos ucrainófilos en la Galitzia habsburgiana, los jóvenes fundadores del RUP, entre los cuales destacaba el historiador del arte Dmytro Antonovych (1877-1945), esperaban poder ejercer un efecto parecido en la política del Gobierno zarista. En los años siguientes, el partido vivió varias escisiones, convirtiéndose a finales de 1905 en el Partido Socialdemócrata Obrero Ucraniano (USDRP) 29.
La fuerza numérica del USDRP, que nunca superó unos 3.000 miembros, era muy baja en comparación con el Partido Socialdemócrata Obrero Ruso, que, pese a la creciente división entre los bolcheviques y los mencheviques, aumentó el número de sus miembros de 26.000 a más de 100.000 personas a lo largo de 1905 30. Tendencias parecidas podían observarse también en otras corrientes ideológicas. Así, los socialistas revolucionarios ucranianos basaban su organización en una decena de pequeños círculos activistas, que reunían algunos centenares de miembros. Con ello, su incapacidad de constituir un partido político funcional era aún más notable que la de sus homólogos rusos, quienes consiguieron unos 60.000 miembros en 1907 31. Los centristas en torno al Partido Democrático-Radical Ucraniano (UDRP) lograron establecer una amplia red de oficinas locales, pero en términos numéricos se movían al mismo nivel que los socialdemócratas ucranianos. El Partido Popular Ucraniano del nacionalista Mykola Mikhnovs’kyi (1873-1924), el único que esgrimía una agenda claramente soberanista, nunca llegó a ser más que una asociación apenas organizada, con unos pocos miembros dedicados y algunos grupos de simpatizantes en las grandes ciudades ucranianas 32.
Dicho esto, la existencia de organizaciones políticas que abogaban por la autonomía cultural y administrativa de tierras ucranianas dentro del Imperio ruso facilitó la aparición de las estructuras estatales independientes a partir de 1917. Como presidente de la Rada Central, Hrushevs’kyi se basaba en el apoyo de los llamados socialistas-federalistas (el antiguo UDRP) y los socialistas revolucionarios, uno de cuyos líderes, Vsevolod Holubovych (1885-1939), se convirtió en el jefe del Gobierno de la República Popular de Ucrania en 1918. Por otro lado, el USDRP fue la patria política de toda una serie de protagonistas de los acontecimientos revolucionarios de 1917-1920, como Symon Petliura (1879-1926) y su competidor principal dentro del partido, Volodymyr Vynnychenko (1880-1951) 33.
La liberalización política en el Imperio ruso después de la revolución de 1905 fue relativamente breve. A partir del junio de 1907 el Gobierno zarista volvió a limitar las posibilidades de participación política reafirmando el curso conservador en cuestiones nacionales. Para los ucrainófilos, el efecto más positivo del intermezzo liberal consistió en la abolición de las restricciones del Ukaz de Ems, lo cual ayudó a crear un notable número de periódicos en lengua ucraniana, algunos de los cuales siguieron publicándose después del giro conservador.
En 1908, varios líderes del Partido Democrático-Radical que acababa de autodisolverse crearon la Asociación de los Progresistas Ucranianos (TUP), con el objetivo de reunir a los integrantes del movimiento nacional ucraniano independientemente de su afiliación política. En el contexto del parlamentarismo restringido en el Imperio ruso, la TUP coordinaba las actividades de los ucrainófilos y trabajaba asiduamente en la creación de una red de contactos con los partidos rusos y los próceres de San Petersburgo. Tal estrategia podía ayudar a mejorar la posición de la lengua ucraniana en la educación y obtener una autonomía administrativa parecida a aquella de la Galitzia habsburgiana, pero apenas acercaba la soberanía estatal 34.
En su conjunto, el escenario de los partidos ucranianos antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial era muy complejo e inestable. La mayoría de estos partidos —tanto en el Imperio austrohúngaro como en el Imperio ruso— eran organizaciones políticas de las clases cultas, con relativamente poca participación popular. En su discurso destacaba la reivindicación de los derechos de los ucranianos, definidos a la vez como el pueblo llano desfavorecido y como nación oprimida. Tal planteamiento resultaba lógico dada la ambigüedad semántica de la palabra narod en ucraniano y ruso, y, además, mostraba muchas similitudes con las ideas sobre el derecho de autodeterminación que Lenin plantearía en vísperas de las revoluciones de 1917 35.
En la mayoría de los casos, la vertiente social dentro del populismo ucraniano prevalecía sobre el componente nacionalista. En este sentido, Ucrania apenas se distinguía de otras regiones periféricas del Imperio ruso 36. Al mismo tiempo, hubo ejemplos como el ya mencionado Partido Popular Ucraniano de Mikhnovs’kyi que subrayaba la importancia de la independencia de la nación ucraniana como fundamento de la justicia social, con una argumentación xenófoba y exclusivista, que por otro lado no se diferenciaba mucho del chovinismo rampante de las grandes naciones europeas a principios del siglo xx 37. Antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, estos planteamientos eran, sin embargo, absolutamente marginales incluso entre los activistas ucrainófilos, por no hablar de las masas campesinas, que a pesar de la creciente alfabetización todavía no habían desarrollado una marcada conciencia nacional, ya fuera panrusa o ucraniana.
En este sentido, el nacionalismo ucraniano se encontraba en un nivel de desarrollo más bajo que el polaco (o el irlandés en el Imperio británico). Por otro lado, el carácter del discurso ucrainófilo y el nivel de la movilización popular recuerdan hasta cierto punto el contexto ibérico, en concreto el nacionalismo catalán y, en menor medida, el vasco, que sin embargo estaban menos ligados al socialismo y, en cambio, más influidos por las dinámicas transatlánticas y la interacción institucional con la Iglesia católica 38.
Con el comienzo de la guerra en agosto de 1914, la situación cambió radicalmente. Desde el principio del conflicto bélico los partidos ucranianos más importantes de la Galitzia habsburgiana se reunieron en la llamada Rada Ucraniana Principal (HUR). Este consejo coordinador de los intereses rutenos mostró su plena lealtad a la dinastía reinante, pero al mismo tiempo se empeñó en garantizar que este apoyo trajera dividendos políticos. Una de sus aportaciones principales fue la creación de una legión ucraniana, que se incorporó a las fuerzas armadas austrohúngaras y más tarde luchó contra los polacos por la efímera República Popular de Ucrania Occidental 39.
Casi simultáneamente, los exiliados ucranianos procedentes del Imperio ruso crearon, con el apoyo del Gobierno imperial de Viena, la Unión por la Liberación de Ucrania (SVU). Uno de los objetivos principales de la SVU, entre cuyos líderes inicialmente estaba el futuro intelectual ultraderechista Dmytro Dontsov (1883-1973), consistía en impulsar el separatismo ucraniano por medio de la propaganda entre los prisioneros de guerra del ejército zarista 40. Este modo de proceder no era de ninguna manera excepcional. El Gobierno zarista dio unos pasos similares con respecto a los prisioneros de guerra checos del ejército de los Habsburgo. El efecto de estas medidas se hizo notar algunos años más tarde, cuando los acontecimientos revolucionarios sacudieron las instituciones de los dos imperios, convirtiendo la identidad nacional en un factor capaz de alterar los asuntos políticos.
Las restricciones masivas del Gobierno militar ruso contra las organizaciones ucranianas en Galitzia durante la ocupación en 1914-1915 reforzaron entre los ucrainófilos locales la conciencia de que no podían esperar de las autoridades zaristas muchas concesiones en la cuestión nacional. Por el contrario, las autoridades militares austrohúngaras y alemanas aprovecharon las derrotas del ejército ruso en 1915-1916 para fomentar el uso de la lengua ucraniana en la administración de los territorios ocupados, sugiriendo la posibilidad de crear un Estado ucraniano auspiciado por las Potencias Centrales. Entretanto, el consejo coordinador ucrainófilo, que había pasado a llamarse la Rada Ukraniana General (ZUR), siguió con sus actividades desde Viena, mientras que la SVU empezó a recibir financiación de las autoridades alemanas 41.
Estos esfuerzos desestabilizadores mostraron su efecto después del comienzo de la revolución rusa en febrero de 1917. La abdicación de Nicolás II y el establecimiento de un débil Gobierno provisional en San Petersburgo tuvieron repercusiones inmediatas en la periferia imperial 42. En Kiev, la noticia de la caída de la monarquía llevó a la formación de tres centros de poder: el Comité Ejecutivo que reunía a los constitucionalistas y los liberales leales al Gobierno provisional, el Soviet de Trabajadores y Soldados que aglutinaba a la izquierda radical, y la Rada Central que agrupó a los representantes de varios partidos ucrainófilos en una especie de asamblea improvisada. Para muchos, la aparición de esta última entidad política constituyó una gran sorpresa. Sin embargo, en los siguientes meses la Rada Central consiguió convertirse en un actor político poderoso que gozaba de considerable apoyo entre los habitantes de las provincias ucranianas. El hecho de reunir a los representantes de varias corrientes políticas (centristas, liberales, socialdemócratas, socialistas revolucionarios) contribuyó mucho a su popularidad inicial. También la autoridad de la que gozaba Mykhailo Hrushevs’kyi, a quien los delegados eligieron presidente de la asamblea, fue un factor importante para aumentar su legitimidad 43.
Inicialmente, el objetivo de Hrushevs’kyi y los demás prohombres de la Rada Central, como los socialdemócratas Vynnychenko y Antonovych, consistía en conseguir para Ucrania un estatuto de autonomía dentro del Estado ruso, que estaba en pleno proceso de reconstitución sociopolítica. La toma del poder por los bolcheviques en octubre de 1917 trastocó estos planes. A diferencia del Gobierno provisional, Lenin y su partido no estaban dispuestos a negociar con los «burgueses» de la Rada Central, lo cual obligó a Hrushevs’kyi a cambiar su estrategia política, que primero giró hacia reivindicaciones confederales y finalmente desembocó en la convicción de que «nuestra orientación hacia Moscovia» había terminado 44.
A principios de noviembre de 1917 la Rada Central decidió la creación de la República Popular Ucraniana (UNR) como Estado federado con Rusia. Después de la disolución de la Asamblea Constitutiva panrusa, forzada por los bolcheviques en enero de 1918, los líderes de la UNR proclamaron la independencia completa. En aquellos meses, ninguna fuerza política o militar controlaba plenamente la situación en Ucrania. Como contrapeso a la UNR, los bolcheviques fundaron en Járkov la República Popular Ucraniana de los Soviets y empezaron su avance sobre Kiev, que capturaron a finales de enero de 1918 obligando la Rada Central a retirarse 45.
Mientras tanto, las negociaciones sobre un tratado de paz con los alemanes y los austrohúngaros en Brest-Litovsk estaban en plena marcha. La situación de Lenin y su partido era tan débil que aceptaron unas condiciones muy desfavorables para salir lo más rápido posible de la guerra y poder dedicarse a la consolidación de su poder en el interior. En este contexto, la delegación de la UNR negoció por cuenta propia, logrando el apoyo militar de las Potencias Centrales a cambio del aprovisionamiento para sus ejércitos 46. Poco después, las tropas alemanas y austrohúngaras ocuparon Kiev y los amplios territorios a ambos lados del río Dniéper (Dnipro) casi hasta la frontera rusa actual.
En aquellos momentos, el éxito de cualquier formación política dependía de la cantidad y la calidad de las fuerzas armadas que podían reunir sus líderes. La organización de unidades ucranianas dentro del ejército ruso después de la abdicación de Nicolás II, destinada a aumentar la lealtad de los soldados hacia el Gobierno provisional, facilitó la creación de un ejército fiel a la UNR una vez que el frente había empezado a desmoronarse. En vista de la desaparición de las viejas autoridades, el papel de la conciencia nacional entre los soldados ucranianos cobró una nueva importancia. Dicho esto, su identificación con el Estado ucraniano independiente era débil. A menudo, la lealtad de los soldados al jefe de la unidad era mucho más importante que cualquier otro factor. Tal situación engrandeció el papel de personajes como Symon Petliura, capaces de reunir a su alrededor un potente regimiento de voluntarios bien armados, mientras que los intelectuales como Hrushevs’kyi quedaban relegados al segundo plano 47.
Por otro lado, gente con amplia experiencia militar como Pavlo Skoropads’kyi (1873-1945) podían desempeñar un papel clave en el juego político. Como antiguo general del ejército zarista, Skoropads’kyi representaba los sectores conservadores de la sociedad ucraniana, lo cual lo convertía en un socio mucho más agradable para las autoridades alemanas que el Gobierno izquierdoso de la UNR. A finales de abril de 1918, Skoropads’kyi, respaldado por los alemanes y varios partidos conservadores recientemente fundados, disolvió la Rada Central y estableció en su lugar el hetmanato como un régimen cuasimonárquico 48.
Siendo un hombre lejano a la exaltación nacionalista, Skoropads’kyi no tuvo reparos en atraer a los antiguos funcionarios y oficiales zaristas para construir las instituciones civiles y militares del hetmanato, aunque no fueran partidarios ardientes de la causa ucraniana 49. Su postura conservadora en la cuestión agraria le aseguró el apoyo de las viejas elites, pero creó malestar entre muchos campesinos que se habían visto beneficiados por la UNR. Otro problema del hetmanato consistió en el hecho de que le faltaron los recursos militares para aguantar las múltiples presiones sin la ayuda exterior. Cuando en noviembre de 1918 se hizo evidente que los alemanes, que estaban a punto de perder la guerra en el frente occidental, se retirarían de Ucrania, Skoropads’kyi intentó negociar con los Aliados, pero no tuvo éxito y abandonó Kiev junto con las últimas tropas del ejército alemán.
La atmósfera caótica de aquellos meses está reflejada en la novela La Guardia Blanca de Mikhail Bulgakov (1891-1940), en parte basada en la experiencia del propio autor. Escrito a principios de los años 1920 en Moscú, el libro manifiesta la postura crítica de Bulgakov hacia prácticamente todos los protagonistas de ese periodo. Así, uno de los personajes de la novela califica el hetmanato de una «opereta estúpida e insulsa», lo cual por otro lado no resulta tan mal en comparación con los bolcheviques y los nacionalistas ucranianos cuyos gobiernos aparecen relacionados con el «derramamiento de sangre» 50.
Además, La Guardia Blanca describe la atmósfera general que contribuyó al fracaso de Skoropads’kyi, la Rada Central y el Directorio socialista de Vynnychenko y Petliura que siguió al hetman 51. Según Bulgakov, la mayoría de los habitantes de Kiev apenas participó en las batallas políticas y militares. Muchos de ellos se consideraban en primer lugar como rusos y, por lo tanto, no tenían mucho interés en colaborar con los nacionalistas ucranianos. A grandes rasgos, esta situación se repetía en casi todas las grandes ciudades de la Ucrania rusa, donde las clases cultas estaban a favor del restablecimiento de un Estado ruso «burgués» (con o sin zar), mientras que las clases populares tendían a apoyar a los bolcheviques.
Visto así, no era de extrañar que en febrero de 1919 las fuerzas de Petliura tuvieran que ceder ante el Ejército Rojo, antes de volver a Kiev en agosto de ese mismo año y, una vez más, abandonar la ciudad, dejándola a las unidades de los monárquicos rusos del general Anton Denikin (1872-1947). Con el comienzo de la guerra civil, Petliura, que provenía del campo de los socialdemócratas ucranianos, giró hacia un populismo nacionalista con tintes sociales. Su programa político contenía elementos progresistas como la repartición de la tierra entre los campesinos ucranianos, quienes formaban la parte principal de su ejército. Sin embargo, a esas alturas de la revolución la situación era demasiado caótica como para pensar seriamente en la reforma agraria 52. Además, las tendencias caudillistas en la manera de liderar de Petliura entorpecieron los acuerdos con otras fuerzas políticas independentistas.
En medio del caos revolucionario, el número de víctimas entre la población civil ascendía constantemente. Enfermedades como el tifus y los saqueos perpetrados por los soldados de todos los ejércitos se convirtieron en esos momentos en la parte integral del día a día de los habitantes de tierras ucranianas. En ese contexto, el aumento de la importancia del discurso nacionalista ucraniano contribuyó al crecimiento del antisemitismo tradicional basado en los prejuicios populares, que se manifestó en los numerosos pogromos contra los judíos realizados con la connivencia de Petliura y varios otros líderes militares involucrados en la guerra civil en Ucrania 53.
La recopilación de cuentos Caballería Roja de Isaak Babel (1894-1940), que sigue siendo uno de los reflejos literarios más logrados de aquella contienda, da una impresión muy viva de los desastres que sufría la población civil ucraniana, rusa, polaca y judía de aquellas zonas. Entre los protagonistas de Caballería Roja, los personajes que se identifican como ucranianos ocupan un lugar muy poco prominente, lo cual tiene que ver con la perspectiva del propio Babel, fascinado por la revolución social de los bolcheviques y no por la causa nacionalista ucraniana 54. Dicho esto, el autor de Caballería Roja no se equivocaba por completo. La gran mayoría del pueblo llano en tierras ucranianas carecía de una pronunciada identidad nacional que le hiciera luchar con plena conciencia por una Ucrania independiente. Los líderes nacionalistas no supieron explicar lo suficientemente bien a los campesinos ucranianos por qué sus propuestas eran mejores que las promesas del bando soviético o los planteamientos antiautoritarios de líderes anarquistas como Nestor Makhno (1888-1934), quien estableció un Gobierno ácrata en el llamado Territorio Libre en el sur de Ucrania 55.
A todo ello hay que añadir las constantes desavenencias entre los diferentes sectores del campo nacionalista ucraniano. El ejemplo más obvio de estos conflictos internos se podía observar en la malograda colaboración entre la UNR y la República Popular de Ucrania Occidental (ZUNR), fundada a principios de noviembre de 1918 en Lemberg, poco antes del derrumbamiento del Imperio austrohúngaro. La ZUNR enseguida tuvo que enfrentarse a las fuerzas armadas de la Polonia reconstituida, que gozaba del amplio apoyo de Francia y el Reino Unido y no estaba dispuesta a prescindir de la Galitzia oriental como parte de su territorio 56.
En esa situación, el acto de unificación de los dos Estados ucranianos, firmado en enero de 1919, supuso un intento de concentrar las fuerzas militares para asegurar la resistencia eficaz contra los ejércitos enemigos. Sin embargo, la colaboración entre la UNR y la ZUNR resultó extremadamente difícil. Mientras que los líderes de la Ucrania occidental como Petrushevych intentaban frenar el avance de las unidades polacas, Petliura estaba dispuesto a sacrificar los territorios de la Galitzia oriental a Polonia para detener a los bolcheviques, lo cual aceleró la ruptura entre los ucranianos. En noviembre de 1919, el ejército de la ZUNR se alió con los monárquicos rusos del general Denikin para poder resistir a los polacos 57. Con ello, la desunión entre los nacionalistas ucranianos era perfecta.
Al cabo de poco tiempo, las unidades de la UNR y ZUNR sucumbieron a las fuerzas polacas del mariscal Piłsudski y el Ejército Rojo en cuyas filas luchaban muchos antiguos oficiales zaristas. Y mientras el éxito de los polacos se debió sobre todo a sus victorias militares y el apoyo diplomático de los Aliados, los bolcheviques consiguieron restablecer el control sobre la mayor parte de las antiguas provincias ucranianas del Imperio ruso en buena medida porque batieron a los nacionalistas ucranianos en su propio campo.
Después de las derrotas iniciales, Lenin y su partido se empeñaron en convencer a la población rural en Ucrania de que el poder de los soviets era la mejor opción política para obtener el control sobre las tierras agrícolas 58. Asimismo, hicieron amplio uso de la lengua ucraniana en sus materiales propagandísticos, lo cual les permitió desmarcarse de los monárquicos rusos de Denikin. Junto con la idea de la unión de repúblicas federales, este enfoque dio a los bolcheviques la munición ideológica necesaria para movilizar a los campesinos para la causa de la revolución social y derrotar a los nacionalistas ucranianos 59.
Una vez perdida la guerra, los líderes de la UNR y la ZUNR se retiraron al exilio, estableciendo colonias ucranianas en Checoslovaquia, Austria, Alemania y Francia. En agosto de 1920, varios antiguos oficiales de los dos efímeros Estados ucranianos fundaron en Praga la Organización Militar Ucraniana (UVO), que con el tiempo adoptó el nacionalismo integral de Dmytro Dontsov, cuyos planteamientos, en parte inspirados por Mikhnovs’kyi, se situaban mucho más cerca del fascismo italiano que de la tradición del federalismo progresista de los ucrainófilos de principios del siglo xx 60.
Al mismo tiempo, en la Europa de entreguerras, reconfigurada según el patrón republicano inspirado por el presidente estadounidense Woodrow Wilson (1856-1924), la idea de un régimen monárquico como el hetmanato cayó en descrédito. En este sentido el llamado «momento wilsoniano» no pasó en vano para los ucranianos 61. A pesar de no haber conseguido establecer un Estado independiente, muchos de ellos quedaron profundamente marcados por la promesa liberadora basada en el principio de autodeterminación de los pueblos y empezaron a prestar mucha atención a las cuestiones de identificación nacional 62. Aun así, la construcción nacional y estatal en Ucrania siguió siendo un proceso muy complicado, a menudo definido más por actores externos que por los propios ucranianos. El hecho de haber vivido en diferentes Estados durante el periodo de entreguerras contribuyó a la aparición de varias formas de identidad nacional difícilmente reconciliables.
En la Ucrania independiente que apareció en el mapa después de la disolución de la Unión Soviética la rivalidad entre las diferentes versiones de la identidad ucraniana contribuyó a la fragmentariedad de la sociedad civil y la relativa debilidad de las instituciones estatales 63. Visto así, sería lícito preguntar hasta qué punto los acontecimientos del Euromaidán de 2013-2014 y el subsiguiente conflicto militar con Rusia se deben a la presencia conflictiva y poco comprendida de un entramado político e identitario cuyos orígenes se remontan al menos a finales del siglo xix y principios del siglo xx 64. Por lo tanto, el estudio de ese periodo puede resultar muy provechoso para entender mejor la trágica complejidad que determina la política ucraniana hasta hoy.
1 Véanse Enric Ucelay-Da Cal: «How to Become Independent in Europe (and America) before 1931. Upholding the Monarchy or Proclaiming a Republic?», en Arnau Gonzàlez i Vilalta (ed.): The Illusion of Statehood. Perceptions of Catalan Independence up to the End of the Spanish Civil War, Brighton, Sussex Academic Press, 2019, pp. 1-55, y Robert Gerwarth: The Vanquished. Why the First World War Failed to End, 1917-1923, Londres, Penguin, 2017.
2 Véanse Norman Davies: White Eagle, Red Star. The Polish-Soviet War, 1919-20, Londres, Pimlico, 2003; Orest Subtelny: Ukraine. A History, 3.a ed., Toronto, University of Toronto Press, 2000, pp. 364-377, e Ia. I. Hrytsak: Narysy istoriï Ukraïny. Formuvannia modernoï ukraïnskoï natsiï, Kiev, Heneza, 1996, pp. 153-156.
3 Para las diferentes definiciones del concepto, véanse Anthony D. Smith: Identidad nacional, traducción de Adela Despujol Ruiz-Jiménez, Madrid, Trama, 1997; Ernest Gellner: Naciones y nacionalismo, Madrid, Alianza Editorial, 2008; Benedict Anderson: Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, México, Fondo de Cultura Económica, 1993, y Eric Hobsbawm: Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona, Crítica, 1991.
4 Sobre la aparición y el uso del concepto, véanse Gennadi Kneper: «Reconstructing History. Pushkin, Poltava, and Imperial Nation-Building», Russian Review, 79(4) (2020), pp. 623-638; Alexei Miller: «The Romanov Empire and the Russian Nation», en Stefan Berger y Alexei Miller (eds.): Nationalizing Empires, Budapest-Nueva York, Central European University Press, 2015, pp. 309-368, y Richard Wortman: Russian Monarchy. Representation and Rule, Brookline, Academic Studies Press, 2013, pp. 152-169.
5 Véanse Richard Pipes: Russian Conservatism and Its Critics. A Study in Political Culture, New Haven-Londres, Yale University Press, 2005, pp. 98-101; A. L. Zorin: Kormia dvuglavogo orla... Literatura i gosudarstvennaia ideologiia v Rossii v poslednei treti xviii - pervoi treti xix veka, Moscú, Novoe literaturnoe obozrenie, 2001, pp. 337-373, y Nicholas V. Riasanovsky: Nicholas I and Official Nationality in Russia, 1825-1855, Berkeley, University of California Press, 1959.
6 N. I. Kostomarov, N. I. Gulak, V. M. Belozerskii: «Ustav Slavianskogo obshchestva sv. Kirilla i Mefodiia [1845-46]», en P. S. Sokhan’ et al. (eds.): Kyrylo-Mefodiïvs’ke tovarystvo. U 3 t., t. 1, Kiev, Naukova dumka, 1990, pp. 150-152.
7 Orest Pelech: «The History of the St. Cyril and Methodius Brotherhood Reexamined», Journal of Ukrainian Studies, 29(1-2) (2004), pp. 335-344, y P. A. Zaionchkovskii: Kirillo-Mefodievskoe obshchestvo, Moscú, Izdatel’stvo Moskovskogo universiteta, 1959, pp. 118-130.
8 A. I. Miller: Ukrainskii vopros v politike vlastei i russkom obshchestvennom mnenii (vtoraia polovina xix veka), San Petersburgo, Aleteia, 2000, cap. 1, e I. A. Simonova: «“Zagovorshchiki”. Iz istorii odnogo nesostoiavshegosia politicheskogo protsessa», en Istoki. Al’manakh, 22, Moscú, Molodaia gvardiia, 1990, pp. 341-366.
9 Véanse M. D. Bernshtein: Zhurnal «Osnova» i ukraïns’kyi literaturnyi protses kintsia 50-60-kh rokiv xix st., Kiev, AN URSR, 1959, y A. I. Miller: Ukrainskii vopros..., cap. 3.
10 Johannes Remy: «The Valuev Circular and Censorship of Ukrainian Publications in the Russian Empire (1863-1876). Intention and Practice», Canadian Slavonic Papers, 49(1-2) (2007), pp. 87-110; Ricarda Vulpius: «Iazykovaia politika v Rossiiskoi imperii i ukrainskii perevod Biblii (1860-1906)», Ab Imperio, 2 (2005), pp. 191-224; David Saunders: «Russia and Ukraine under Alexander II. The Valuev Edict of 1863», International History Review, 17(1) (1995), pp. 23-50, y A. I. Miller: Ukrainskii vopros..., caps. 4-6.
11 El texto del Ukaz de Ems puede consultarse en A. I. Miller: Ukrainskii vopros..., anexo 2.
12 Véase Österreichische Statistik, Neue Folge, 1(1) (1912), p. 55, http://anno.onb.ac.at/cgi-content/anno-plus?aid=ost&datum=0001&page=58&size=45 (consultado el 24 de mayo de 2024).
13 Leslie C. Tihany: «The Austro-Hungarian Compromise, 1867-1918. A Half Century of Diagnosis; Fifty Years of Post-Mortem», Central European History, 2(2) (1969), pp. 114-138, y Robert William Seton-Watson: «The Austro-Hungarian Ausgleich of 1867», Slavonic and East European Review, 19(53-54) (1939), pp. 123-140.
14 Lothar Hobelt: «“Well-tempered Discontent”. Austrian Domestic Politics», en Mark Cornwall (ed.): Last Years of Austria-Hungary. A Multi-National Experiment in Early Twentieth-Century Europe, Exeter, University of Exeter Press, 2002, pp. 47-74.
15 Véanse Ia. I. Hrytsak: «Ivan Franko - selians’kyi syn?», Ukraïna. Kul’turna spadshchyna, natsional’na svidomist’, derzhavnist’, 15 (2006-2007), pp. 531-542, y V. A. Kachkan: Mykhaylo Pavlyk. Narys zhyttia i tvorchosti, Kiev, Dnipro, 1986.
16 Sobre las ideas políticas de Drahomanov, véase Ivan L. Rudnytsky: Essays in Modern Ukrainian History, Edmonton, Canadian Institute of Ukrainian Studies, 1987, pp. 203-253.
17 John-Paul Himka: «The Construction of Nationality in Galician Rus’. Ikarian Flights in Almost All Directions», en Michael Kennedy y Ronald G. Suny (eds.): Intellectuals and the Articulation of the Nation, Ann Arbor, The University of Michigan Press, 1999, pp. 109-164.
18 I. P. Chornovol: Pol’s’ko-ukraïns’ka uhoda 1890-1894 rr., Leópolis, L’vivs’ka akademiia mystetstv, 2000, y Barbara Łuczyńska: «Źródła do dziejów szkolnictwa w Galicji w zasobach Centralnego Państwowego Archiwum Historycznego we Lwowie - w perspektywie krystalizowania się narodu ukraińskiego», Prace naukowe Akademii im. Jana Długosza w Częstochowie, 16 (2014), pp. 281-297.
19 Ryszard Tomczyk: Galicyjska Rusko-Ukraińska Partia Radykalna v latach 1890-1914, Szczecin, Zapol, 2007; íd.: Radykałowie i socjaldemokraci. Miejsce i rola lewicy w ukraińskim obozie narodowym w Galicji 1890-1914, Szczecin, Zapol, 2007, y John-Paul Himka: «Ukraïns’kyi sotsiializm u Halychyni (do rozkolu v Radykal’nii Partiï 1899 r.)», Journal of Ukrainian Graduate Studies, 4(2) (1979), pp. 33-51.
20 Véanse Ricarda Vulpius: «Religion und Nation. Unierte Kirche, Orthodoxie und die “Schutzmacht Russland”», en Andreas Kappeler (ed.): Die Ukraine. Prozesse der Nationsbildung, Colonia, Böhlau, 2011, pp. 81-96; íd.: Nationalisierung der Religion. Russifizierungspolitik und ukrainische Nationsbildung (1860-1920), Wiesbaden, Harrassowitz, 2005; Serhii Plokhy y Frank E. Sysyn: Religion and Nation in Modern Ukraine, Edmonton, Canadian Institute of Ukrainian Studies, 2003, y John-Paul Himka: Religion and Nationality in Western Ukraine. The Greek Catholic Church and the Ruthenian National Movement in Galicia, 1870-1900, Montreal, McGill-Queen’s University Press, 1999, pp. 138-158.
21 Paul Robert Magocsi: The Roots of Ukrainian Nationalism. Galicia As Ukraine’s Piedmont, Toronto, University of Toronto Press, 2002. El historiador George Vernadsky consideraba que las restricciones del Gobierno zarista crearon para los ucranianos la necesidad de «una “irredenta” austriaca»; G. V. Vernadskii: «Shchitaiu sebia ukraintsem i russkim odnovremenno», Ab Imperio, 4 (2006), pp. 347-369, esp. p. 355.
22 Véanse Orest Subtelny: Ukraine..., pp. 307-335, y Andrew Wilson: The Ukrainians. Unexpected Nation, New Haven-Londres, Yale University Press, 2002, pp. 101-118.
23 M. S. Hrushevs’kyi: Istoriia Ukraïny-Rusi. V 11 t. (1898-1936), Kiev, Naukova dumka, 1991-1998, http://litopys.org.ua/hrushrus/iur.htm (consultado el 24 de mayo de 2024).
24 Véanse Frederick Vaughan: Canadian Federalist Experiment. From Defiant Monarchy to Reluctant Republic, Montreal, McGill-Queen’s University Press, 2004, pp. 22-114, y Kenneth Munro: «The Crown and French Canada. The Role of the Governors-General in Making the Crown Relevant, 1867-1917», en Colin Coates (ed.): Imperial Canada 1867-1917. A Selection of Papers Given at the University of Edinburgh’s Centre of Canadian Studies Conference - May 1995, Edimburgo, University of Edinburgh, 1997, pp. 109-121.
25 I. P. Kryp”iakevych: «Mykhailo Hrushevs’kyi. Zhyttia i diial’nist’», en Iaroslav Isaievych y Feodosii Steblii (eds.): Ivan Kryp”iakevych u rodynnii tradytsiï, nautsi, suspil’stvi, Leópolis, NAN Ukraïny, 2001, pp. 233-255, http://litopys.org.ua/rizne/kryp4.htm (consultado el 24 de mayo de 2024).
26 Véase A. I. Miller: «Dualizm identichnostei na Ukraine», Otechestvennye zapiski, 1 (2007), pp. 84-96.
27 Ievhen Chykalenko: Shchodennik (1907-1917), Kiev, Tempora, 2011, p. 57.
28 Para una descripción concisa de la situación en la Galitzia habsburgiana y la Ucrania rusa, véanse Timothy Snyder: The Reconstruction of Nations. Poland, Ukraine, Lithuania, Belarus, 1569-1999, New Haven-Londres, Yale University Press, 2003, pp. 125-132, e Ia. I. Hrytsak: Narysy..., pp. 91-101.
29 Véanse S. O. Naumov: Ukraïns’kyi politychnyi rukh na Livoberezhzhi (90-i rr. xix st. - liutyi 1917 r.), Járkov, KhNU im. V. N. Karazina, 2006, pp. 41-74 y 100-141, y O. Iu. Vysots’kyi: Ukraïns’ki sotsial-demokraty ta esery. Dosvid peremoh i porazok, Kiev, Osnovni tsinnosti, 2004, cap. 1.
30 El USDRP era más pequeño que los partidos de los socialdemócratas polacos (26.000 miembros en 1906), letones (14.000) y judíos (más de 30.000). También su principal ejemplo ideológico y organizativo, el Partido Socialista Polaco, con sus 60.000 miembros antes de la escisión de 1906, lo superaba con creces. Véanse S. A.: «Rossiiskaia sotsial-demokraticheskaia rabochaia partiia», en Bol’shaia rossiiskaia ėntsyklopediia, https://old.bigenc.ru/domestic_history/text/3515534 (consultado el 24 de mayo de 2024), y Andrzej Friszke: O kształt niepodległej, Varsovia, Biblioteka «Więzi»-Znak, 1989, p. 45.
31 Oleksandr Vysots’kyi: Ukraïns’ki sotsial-demokraty ta esery..., cap. 1, y S. A.: «Sotsialistov-revoliutsionerov partiia», en Bol’shaia rossiiskaia ėntsyklopediia, https://old.bigenc.ru/domestic_history/text/3639093 (consultado el 24 de mayo de 2024).
32 Véase V. V. Kriven’kii et al.: «Glava XIII: Natsional’nye partii Rossii», en Iu. P. Sviridenko (ed.): Politicheskie partii Rossii: Istoriia i sovremennost’, Moscú, Rosspėn, 2000, pp. 264-267 y 287-290.
33 Sobre su conflicto durante la Guerra Civil en Ucrania, véanse las memorias de Volodymyr Vynnychenko: Vidrodzhennia natsiï, t. 3, Viena-Kiev, Vydavnytstvo «Dzvin», 1920, pp. 121-148.
34 S. O. Naumov: Ukraïns’kyi politychnyi rukh..., pp. 218-231, y A. I. Pavko: Politychni partiï, orhanizatsiï v Ukraïni, naprykintsi xix - pochatok xx stolittiia, Kiev, Vydavnytstvo «Ivan Fedorov», 1999, pp. 211-214.
35 Vladimir I. Lenin: «Sotsialisticheskaia revoliutsiia i pravo natsii na samoopredelenie [1916]», en Vladimir I. Lenin: Polnoe sobranie sochinenii, 5.a ed., t. 27, Moscú, Izdatel’stvo politicheskoi literatury, 1969, pp. 252-266, esp. pp. 260-261, http://uaio.ru/vil/27.htm (consultado el 24 de mayo de 2024).
36 Véase Ronald G. Suny: Revenge of the Past. Nationalism, Revolution, and the Collapse of the Soviet Union, Redwood City, Stanford University Press, 1993, pp. 20-29.
37 F. H. Turchenko: Mykola Mikhnovs’kyi. Zhyttia i Slovo, Kiev, Heneza, 2006, caps. 4 y 5. El socialismo nacional de Mikhnovs’kyi recordaba las ideas del teólogo alemán Friedrich Naumann: National-sozialer Katechismus. Erklärung der Grundlinien des National-Sozialen Vereins, Berlín, Bousset & Kundt, 1897.
38 Véanse Jan Pietrzak: «Proces formowania się obozu piłsudczykowskiego do wybuchu I wojny światowej», Acta Erasmiana IX. Varia II (2015), pp. 237-250; Enric Ucelay-Da Cal: «Un punt de partida comú. Enric Prat de la Riba, Arthur Griffith i la independència de la Corona hongaresa», en Lluís Duran y Joan Safont i Plumed (eds.): Enric Prat de la Riba (1870-1917). Pensar i construir una Catalunya per al futur, Barcelona, Fundació Revista de Catalunya, 2017, pp. 24-45; íd.: «Cuba y el despertar de los nacionalismos en la España peninsular», Studia Historica/Historia Contemporánea, 15 (1997), pp. 151-192; José Luis de la Granja Sáinz: «El “antimaketismo”. La visión de Sabino Arana sobre España y los españoles», Norba. Revista de historia, 19 (2006), pp. 191-203, y Coro Rubio Pobes: La identidad vasca en el siglo xix. Discurso y agentes sociales, Madrid, Biblioteca Nueva, 2003.
39 Véase Tadeusz Dąbkowski: Ukraiński ruch narodowy w Galicji Wschodniej 1912-1923, Varsovia, Instytut Krajów Socjalistycznych PAN, 1985, cap. 3.
40 I. V. Sribniak: «Kul’turno-prosvitnyts’ka i orhanizatsiina diial’nist’ Soiuzu Vyzvolennia Ukraïny u bahatonatsional’nykh taborakh tsars’koï armiï v Avstro-Uhorshchyni ta Nimechchyni (1914-1917 rr.)», Problemy istoriï Ukraïny xix - pochatku xx st., 3 (2001), pp. 198-221. Sobre la evolución intelectual de Dontsov, véanse Trevor Erlacher: Ukrainian Nationalism in the Age of Extremes. An Intellectual Biography of Dmytro Dontsov, Cambridge, Harvard Ukrainian Research Institute, 2021, pp. 99-158, e íd.: «The Birth of Ukrainian “Active Nationalism”. Dmytro Dontsov and Heterodox Marxism Before World War I», Modern Intellectual History, 11(3) (2014), pp. 519-548.
41 A. I. Miller: «Dualizm identichnostei...»; Vejas G. Liulevicius: War Land on the Eastern Front. Culture, National Identity, and German Occupation in World War I, Cambridge, Cambridge University Press, 2000, pp. 89-175, y Norman Stone: The Eastern Front, 1914-1917, Harmondsworth, Penguin, 1998, pp. 70-91 y 165-193.
42 Véanse Richard Pipes: The Russian Revolution, Nueva York, Vintage Books, 1990, pp. 272-338, y Orlando Figes: A People’s Tragedy. The Russian Revolution, 1891-1924, Nueva York, Penguin, 1997, pp. 307-473.
43 Volodymyr Vynnychenko: Vidrodzhennia natsiï..., t. 1, pp. 78-84; Orest Subtelny: Ukraine..., pp. 345-354, e Ia. I. Hrytsak: Narysy..., pp. 111-126.
44 Mykhailo Hrushevs’kyi: Na porozi novoï Ukraïny, Kiev, Drukarnia AT «Petro Bars’kyi u Kyïvi», 1918, p. 9.
45 Viktor Holubko: Armiia UNR 1917-1918 rr. Utvorennia ta borot’ba za derzhavu, Leópolis, Kal’variia, 1997, pp. 127-174, e Iaroslav Tynchenko: Ukraïns’ki zbroini syly, berezen’ 1917-lystopad 1918 rr. (orhanizatsiia, chysel’nist’, boiovi diï), Kiev, Tempora, 2009, caps. 20-31.
46 Véanse I. V. Mikhutina: Ukrainskii Brestskii mir. Put’ vykhoda Rossii iz Pervoi mirovoi voiny i anatomiia konflikta mezhdu Sovnarkomom RSFSR i pravitel’stvom Ukrainskoi Tsentral’noi Rady, Moscú, Evropa, 2007, y Judah L. Magnes: Russia and Germany at Brest-Litovsk. A Documentary History of the Peace, Nueva York, The Rand School of Social Science, 1919.
47 Serhii Lytvyn: «Symon Petliura i viis’ko. Do otsinok v ukraïns’kii istoriohrafiï», Viis’kovo-istorychnyi al’manakh, 1 (2000), pp. 45-54.
48 O. A. Havrilenko y I. A. Lohvinenko: «Het’mans’kyi perevorot 1918 r. Prychyny ta naslidky», Aktual’ny problemy iuridychnoï nauky u doslidzhenniakh vchenykh. Naukovo-praktychnyi zbirnyk, 3 (2000), pp. 2-10.
49 Véanse Olena Boiko: «Teritoriia, kordony i administrativno-teritorial’nyi podil Ukraïns’koï derzhavy het’mana P. Skoropads’koho (1918)», Rehional’na istoriia Ukraïny. Zbirnyk naukovykh stattei, 3 (2009), pp. 217-232, y V. F. Verstiuk (ed.): Het’manat Pavla Skoropads’koho. Istoriia, postati, kontroversiï. Vseukraïns’ka naukova konferentsiia, 19-20 travnia 2008 r., Kiev, Vydavnytstvo im. Oleny Telihy, 2008.
50 M. A. Bulgakov: Belaia Gvardiia, 1.ª ed. 1927-1929, Moscú, Pravda, 1989, cap. 2. Para un análisis histórico-literario de la novela, véase Iaroslav Tinchenko: Belaia Gvardiia Mikhaila Bulgakova, Kiev, Missioner, 1997.
51 Véase Rudolf A. Mark: «Symon Petljura und die UNR. Vom Sturz des Hetmans Skoropadskyj bis zum Exil in Polen», Forschungen zur osteuropäischen Geschichte, 40 (1988), pp. 7-228, y Martha Bohachevsky-Chomiak: «The Directory of the Ukrainian National Republic», en Taras Hunczak (ed.): The Ukraine, 1917-1921. A Study in Revolution, Cambridge, Harvard Ukrainian Research Institute, 1977, pp. 82-103.
52 Véanse Orest Subtelny: Ukraine..., pp. 359-365, e Ia. I. Hrytsak: Narysy..., pp. 141-148.
53 Petliura, que cayó víctima del atentado del anarquista judío Samuel Schwarzbard, sigue siendo un personaje histórico controvertido. Véanse Lars Fischer: «Whither pogromshchina - historiographical synthesis or deconstruction?», East European Jewish Affairs, 38(3) (2008), pp. 303-320; Taras Hunczak: «A Reappraisal of Symon Petliura and Ukrainian-Jewish Relations, 1917-1921», Jewish Social Studies, 31(3) (1969), pp. 163-183, y Zosa Szajkowski: «A Reappraisal of Symon Petliura and Ukrainian-Jewish Relations, 1917-1921. A Rebuttal», Jewish Social Studies, 31(3) (1969), pp. 184-213.
54 I. Ė. Babel: Konarmiia, 1.ª ed. 1926, Moscú, Pravda, 1990.
55 Viktor Danilov y Teodor Shanin (eds.): Nestor Makhno. Krest’ianskoe dvizhenie na Ukraine, 1918-1921. Dokumenty i materialy, Moscú, Rosspėn, 2006; P. A. Arshinov: Istoriia Makhnovskogo dvizheniia (1918-1921), Zaporiyia, Dikoe Pole, 1995, y Arthur E. Adams: «The Great Ukrainian Jacquerie» y Frank SYSYN: «Nestor Makhno and the Ukrainian Revolution», en Taras Hunczak (ed.): The Ukraine, 1917-1921. A Study in Revolution, Cambridge, Harvard Ukrainian Research Institute, 1977, pp. 247, 270-271 y 304.
56 Véanse Tomasz J. Kopański: Wojna polsko-ukraińska 1918-1919 i jej bohaterowie, Varsovia, Wojskowe Centrum Edukacji Obywatelskiej, 2013, y O. Ia. Krasivs’kyi: ZUNR i Polshcha. Politychne ta voienne protyborstvo (lystopad 1918-lypen’ 1919 r.), Leópolis, NAN Ukraïny, 1999.
57 Andrii Bailo: «Tymchasovyi soiuz UHA z Dobrarmiieiu ta ioho naslidky», Ukraïna. Kul’turna spadshchina, natsional’na svidomist’, derzhavnist’. Zbirnyk naukovykh prats’, 18 (2009), pp. 353-362.
58 Véase John-Paul Himka: «The National and the Social in the Ukrainian Revolution of 1917-20», Archiv für Sozialgeschichte, 34 (1994), pp. 95-110.
59 Los bolcheviques se mostraron más flexibles en la cuestión nacional que Marx y Engels con su concepto de los pueblos «sin historia». Para el debate marxista sobre esta problemática, véanse Rosa Luxemburg: Nationalitätenfrage und Autonomie, 1.ª ed. 1908, traducción de Holger Politt, Berlín, Georg Dietz, 2012; Vladimir I. Lenin: «Kriticheskie zametki po natsional’nomu voprosu» [1913], en Vladimir I. Lenin: Polnoe sobranie sochinenii, t. 24, pp. 113-150, http://uaio.ru/vil/24.htm (consultado el 24 de mayo de 2024), y Roman Rosdolsky: Engels and the «Nonhistoric» Peoples. The National Question in the Revolution of 1848, Glasgow, Critique Books, 1987.
60 D. I. Dontsov: Natsionalizm, 1.ª ed. 1926, 3.a ed., Londres-Toronto, Ukraïns’ka Vydavnycha Spilka, 1966. Véase también Alexander J. Motyl: The Turn to the Right. The Ideological Origins and Development of Ukrainian Nationalism, 1919-1929, Boulder-Nueva York, East European Monographs-Columbia University Press, 1980.
61 Véanse Derek Heater: National Self-Determination. Woodrow Wilson and His Legacy, Londres, Palgrave Macmillan, 1994, pp. 28-46; Erez Manela: The Wilsonian Moment. Self-Determination and the International Origins of Anticolonial Nationalism, Oxford, Oxford University Press, 2009, y Gennadi Kneper: «La Gran Ilusión. Wilson, Lenin y la nacionalización estatal de Europa (1917-1920)», en Josep Pich Mitjana et al. (eds.): La paz intranquila. Los tratados de paz de la guerra que no acabó con todas las guerras (1918-1923), Barcelona, Edicions Bellaterra, 2020, pp. 43-67.
62 Serhii Plokhy: The Frontline. Essays on Ukraine’s Past and Present, Cambridge, Harvard Ukrainian Research Institute, 2021, pp. 87-94.
63 Véase M. Iu. Riabchuk: Dolannia ambivalentnosti. Dikhotomiia ukraïns’koï natsional’noï identychnosti - istorychni prychyny ta politychni naslidky, Kiev, NAN Ukraïny, 2019; Elena Gritsai y Milana Nikolko: Ukraina. Natsional’naia identichnost’ v zerkale drugogo, Vilna, EHU, 2009, y Georgiy Kasianov y Philipp Ther: A Laboratory of Transnational History. Ukraine and Recent Ukrainian Historiography, Budapest-Nueva York, Central European University Press, 2009.
64 Sobre el uso político reciente de cuestiones identitarias, véase Georgiy Kasianov: Memory Crash. The Politics of History in and around Ukraine, 1980s-2010s, Budapest-Nueva York, Central European University Press, 2022, pp. 193-247, y Taras Kuzio: «Competing Nationalisms, Euromaidan, and the Russian-Ukrainian Conflict», Studies in Ethnicity and Nationalism, 15(1) (2015), pp. 157-169.