Ayer 126/2022 (2): 13-21
Sección: Dosier
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2022
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/885
© Francisco J. Leira-Castiñeira
© Mercedes Peñalba-Sotorrío
Recibido: 04-06-2019 | Aceptado: 09-07-2020 | Publicado: 08-06-2022
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License

Presentación.
Paradojas en la consolidación social del primer franquismo
*

Francisco J. Leira-Castiñeira

Universidad de Santiago de Compostela
francisco.leira@usc.es

Mercedes Peñalba-Sotorrío

Manchester Metropolitan University
M.Penalba-Sotorrio@mmu.ac.uk

Josefa C. nació en 1929. Tenía solo siete años cuando comenzó la guerra. Sin embargo, muchos años después, aún recordaba como su tío, concejal de una pequeña localidad costera, fue encarcelado, condenado y ejecutado en 1937. Según Josefa, «por meterse en política» y ser de «las izquierdas». También rememoraba cómo escuchaban La Pirenaica, pues ninguno se fiaba de la información que daban los nuevos poderes que se alzaron el 18 de julio. Los días sucesivos al golpe, un hermano suyo se libró de ser fusilado por una partida de Falange porque una vecina y amiga de la familia intercedió por él. Un año más tarde, otro hermano decidió alistarse en la Legión por sentirse «humillado» ante toda la comunidad porque decían que sus hijos no eran suyos, algo falso, pero extremadamente significativo en una sociedad androcéntrica 1. Antes del final de la Guerra Civil su madre recibió en casa la bandera monárquica con las medallas que había conseguido en combate. Con el parte de la victoria decidieron adaptarse a la realidad social imperante, al miedo, al silencio impuesto, a la corrupción económica y a la represión. Josefa se casó y, como tantos otros, recurrió al estraperlo para acceder a bienes de primera necesidad, una forma de resistencia como las estudiadas por Miguel Ángel del Arco y Gloria Román en este dosier. Durante la entrevista, realizada en 2010, se lamentaba de las penalidades que sufrió a causa de la guerra. Recordaba el hambre, la gente pidiendo y, con un asco indescriptible, que algunos tuvieran que comer gatos para sobrevivir. Una realidad traumática que le impidió comer conejo el resto de su vida porque «le recordaba a un gato». Un trauma asociado a unos sentimientos muy negativos, los de una juventud perdida. Paradójicamente, al igual que muchos españoles, el día que murió Franco, Josefa lloró desconsoladamente 2.

El relato recoge muchas de las contradicciones que anidan en la consolidación social del Franquismo. No es un caso aislado, sino un ejemplo entre muchos. Demuestra que la sociedad no estaba en 1936 dividida entre rojos y azules porque las personas son volubles y sus percepciones cambian en virtud de las circunstancias. La sociedad no se rige por un código binario, sino que es compleja en su naturaleza. Por eso, resulta esencial estudiar las disidencias al Franquismo para comprender su triunfo y consolidación. Este aspecto, que se ha querido poner de relieve en este dosier, se puede apreciar claramente en la trayectoria de Mercedes Gómez —analizada por Miren Llona y Maialen Altuna—, que pasó de ser una mujer acomodada a oponerse al régimen franquista y dudar del modelo de feminidad que este imponía. Un cambio que nos ayuda a comprender no solo cómo se instaló el Franquismo, sino cómo, en sus últimos años, vio surgir nuevos pensamientos y concepciones sociopolíticas.

La guerra fue evitable porque la sociedad tenía mecanismos suficientes para subsanar los problemas cotidianos del día a día. Incluso la violencia política, más verbal y parlamentaria que en las calles, no era mayor que la existente en otros países democráticos 3. La protagonista de nuestro relato inicial rompe, pues, con muchos clichés y lugares comunes impuestos por la propaganda bélica y por la historiografía que predominó en España hasta la década de los noventa.

El dosier pretende entrar en el debate sobre la consolidación social del Franquismo desde una perspectiva que va más allá de la dicotomía franquismo-antifranquismo que marcó la propaganda, la vida pública y la historiografía española hasta la llegada del siglo xxi 4. Una visión de la guerra y la posguerra, en definitiva, en la que las grandes escisiones políticas y una versión maniquea del pasado ocultaban los matices. Asimismo, se trata de superar los análisis actuales que no contemplan la posibilidad de disentir, asentir, resistir o consentir activamente sin que eso suponga que el individuo forme parte de alguno de los grupos, que, desde arriba, ha creado el historiador. Un individuo puede ser víctima y victimario, resistir activamente una medida aprobada contra el régimen y callarse ante otra. E incluso una persona que apoyó activamente al régimen pudo sentirse decepcionada y demostrarlo ante unas circunstancias concretas. Unas actitudes que, como señala Mercedes Peñalba, se mueven en un amplio espectro que va desde la disidencia a la colaboración y que, con frecuencia, se ven fuertemente influidas por elementos identitarios y culturales.

La larga duración de la dictadura y la naturaleza de la transición demuestran la consolidación social del régimen. De hecho, en las últimas décadas han aparecido diversos estudios que analizan los apoyos sociales del Franquismo, así como los instrumentos necesarios para la construcción de un «consenso», entendido de forma flexible, como ya apuntó Ismael Saz, o si se prefiere de un consentimiento, como indica Carme Molinero 5. Nuestra propuesta busca modificar ligeramente el enfoque, atendiendo a las contradicciones sociales y resistencias, más o menos politizadas, puesto que, como muestran los artículos de este dosier, las personas son poliédricas y raramente encajan en compartimentos estancos. En definitiva, pretendemos mostrar cómo la sociedad española sobrevivió a los años más duros de la dictadura.

La pretensión es hacer más complejo el relato sobre la consolidación de la dictadura, un debate que comienza en los albores de la transición a la democracia y que sigue vigente en la actualidad con historiadores como Pere Ysas, Carme Molinero, Francesc Barbagallo, Antonio Cazorla, Francisco Sevillano o, más recientemente, Miguel Ángel del Arco, Ana Cabana u Óscar Rodríguez Barreira. Por otra parte, partiendo de la comprensión del Franquismo como régimen fascistizado (1939-1945), consideramos que es preciso engarzar el estudio del consenso y el disenso en la España franquista con los debates historiográficos entorno al problema del consenso y la resistencia en la Alemania nazi o la Italia fascista. Así, hemos de considerar el uso específico de diversos conceptos como non-conformity o dissent 6 con el objetivo de arrojar luz sobre comportamientos que se mueven entre el consenso y el disenso, es decir, dentro de un espectro y no de un marco dicotómico, como señala en su texto Mercedes Peñalba. También es necesario considerar conceptos nuevos como la negociación o el regateo, entendido como el procedimiento por el que un individuo procesa su situación dentro de una dictadura, ya que puede vivir con o incluso beneficiarse de algunas medidas establecidas por el régimen, al tiempo que rechazar frontalmente otras, como se pone de manifiesto en el artículo de Miguel Ángel del Arco y Gloria Román Ruiz. Esta actitud ayuda a entender el modo en que se produce su aceptación o consentimiento colaborando en la consolidación de una dictadura. Debates que, para Alemania, Italia o la Francia de Vichy, llevan desarrollándose desde hace tiempo 7.

Se busca derribar la visión predominante sobre las tres Españas, al considerarla insuficiente para entender lo que ocurrió desde el golpe de Estado hasta los años sesenta, marco cronológico de nuestra propuesta. El caso español presenta aspectos específicos que lo hacen diferente a los casos anteriores. El Franquismo nace y se legitima con la Guerra Civil. Durante los años previos existió un proceso de educación política y de construcción de una sociedad civil. Asimismo, existían y competían por hacerse un hueco social movimientos políticos que iban desde el comunismo al conservadurismo monárquico, y del fascismo al republicanismo conservador. Así, con el final de la Guerra Civil, encontramos una sociedad que se había educado en unos valores y unas redes de solidaridad que, en muchos casos, se rompen o se ven deslegitimados inmediatamente tras la victoria del ejército rebelde. En este sentido, el proceso de ruptura con ciertas culturas políticas de preguerra se produce de un modo distinto al de los casos alemán e italiano.

La propuesta muestra cómo se adaptó la sociedad al nuevo régimen. Mientras algunos católicos miraban a otro lado e incluso se oponían, en silencio, a lo que hacía el régimen en defensa de una supuesta «Cruzada», amplios sectores de una sociedad diversa tuvieron que mantener una fachada de aprobación durante cuarenta años para sobrevivir, aunque luego desarrollaran medidas de resistencia, más o menos ideológicas, al régimen. La contribución de Rodríguez Lago muestra, por ejemplo, la existencia de corrientes religiosas no comprometidas con el régimen. Así, las aportaciones de este dosier buscan identificar las aristas y contradicciones que anidaban en la consolidación y legitimación del Franquismo, contribuyendo a una mejor comprensión de este proceso, así como de las motivaciones de esta disidencia de baja intensidad. Por este motivo, se busca la disidencia no solo entre los «vencidos», sino entre los vencedores: Falange, Iglesia, clase alta y, por último, gente corriente.

Así, Mailen Altuna y Miren Llona analizan la historia de vida de una mujer de clase privilegiada, Mercedes Gómez. El artículo utiliza la categoría de género como herramienta analítica de la historia, siguiendo los postulados de Joan Scott. Las autoras resaltan la subjetividad como «realidad dinámica» y se centran en «la corporalidad de los cambios» y las «estructuras del sentir» 8 en contextos como el de la posguerra. La protagonista va experimentando cambios a lo largo de su vida, especialmente en cuanto a relaciones de género, en la línea de lo ya trabajado por Aurora Morcillo 9. Aquellos modelos femeninos que entroncaban con los de preguerra fueron fundamentales para que Mercedes Gómez decidiera alejarse de los impuestos por el Franquismo, desembocando así en una actitud disidente respecto al modelo de mujer de la dictadura. En definitiva, un excelente análisis basado en unas teorizaciones novedosas y con una metodología que tiene a los modelos de género como su objeto de estudio fundamental para conocer nuestro pasado.

Las teorías de la acción social y de los repertorios de resistencia de autores como Charles Tilly, Sidney Tarrow, Doug McAdam o James C. Scott se encuentran presentes en el texto del Miguel Ángel del Arco y Gloria Román Ruíz, centrado en los mecanismos para burlar la autarquía y pobreza extrema que trajo consigo 10. En esta línea, se ahonda en una tipología de repertorios de protesta y acción social de baja intensidad. La ruptura con la sociedad civil de preguerra y sus formas de protesta provocó, en algunos casos, el retorno a las «primitivas» formas de protesta de las que hablara Hobswamn 11. Así, este artículo muestra la existencia de acciones de desobediencia, las «armas del débil» de las que habla James C. Scott, que fueron clave para la supervivencia de una parte de la sociedad española bajo el Franquismo. No obstante, tal y como indican los autores, aunque estas acciones eran una forma de «expresar de algún modo su disconformidad» con la dictadura, no siempre tenían un componente ideológico, sino que se ceñían exclusivamente a la gestión de la economía diaria. Así, el estraperlo, por ejemplo, aún siendo un comportamiento disidente, no desestabilizó al régimen.

Dada la centralidad del componente religioso en la legitimación de la dictadura y al empleo por parte del régimen de una retórica órgano-historicista de la nación en la que el catolicismo suponía un carácter esencial de la españolidad 12, es importante explorar la disidencia de naturaleza religiosa. Junto a los conflictos que este relato mítico introdujo en el seno de la propia Iglesia católica, dividida por entonces entre las corrientes tradicionalistas e integristas, y las posibilistas e incluso democristianas, la existencia de otras confesiones suponía un factor de disidencia que contradecía la propaganda nacionalista, generaba problemas de orden público y se asociaba con la oposición al régimen. Solo el deseo del régimen de sobrevivir en un nuevo contexto internacional posibilitaría un exiguo marco de tolerancia en función de los aliados internacionales, y de la notable influencia que en ellos ejercían determinadas confesiones. La diplomacia formal o informal de las delegaciones alemana, británica y estadounidense influyó en la supervivencia de las confesiones minoritarias; pero resultaron más determinantes si cabe las orientaciones del Vaticano, y muy especialmente de la Iglesia católica norteamericana, que, a través de sus redes diplomáticas y financieras, luchó por extender el concepto de tolerancia religiosa en la España franquista.

Precisamente en este aspecto se centra el artículo de Rodríguez Lago, que explica los movimientos existentes en el seno de la Iglesia, en concreto en los Estados Unidos, que tuvieron contactos con algunos sectores más disidentes del régimen. Estos se produjeron en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, donde desde todos los sectores existió una agitación social muy relevante y se multiplicaron las relaciones entre grupos afines procedentes de diferentes países. Estas relaciones fueron vistas como una traición por el partido único, que ya desde la guerra había protagonizado tensiones con la Iglesia. En definitiva, un texto muy relevante por introducir en la historiografía española el análisis de las redes transnacionales confesionales y su capacidad de influencia, lo que ayuda a comprender mejor las «difusas fronteras entre posibilismo y disidencia».

Por último, el establecimiento de Falange Española Tradicionalista y de las JONS como partido único, al poner el programa falangista en el centro de la nueva vida política, lo convirtió en fuente de disenso entre otros grupos, un fenómeno ya resaltado por Alfonso Lazo 13. FET se encontraba en una posición contradictoria. Por un lado, la guerra le proveyó una supuesta conquista del Estado que nunca hubiera logrado por sí misma, dotándole de unos canales de influencia social nada desdeñables, por otro, le impuso una alianza con sectores más tradicionales, ante los cuales luchó por imponerse. En este contexto, el rechazo al partido provocó la aparición de actitudes que, en algunos casos, aunque no en todos, al ser contrarias al falangismo resultaban en la limitación del alcance de penetración social del régimen. La negativa a participar en las actividades del Frente de Juventudes sería buen ejemplo de ello. Así, el artículo de Mercedes Peñalba se centra en identificar las líneas de fractura que provocaron estas actitudes. Enlazando con la historiografía alemana y aplicando el concepto broszatiano de Resistenz 14 al caso español, busca identificar qué aspectos profundamente culturales e identitarios tuvieron un peso específico en la construcción de los apoyos sociales al Franquismo, así como de los límites tanto del consenso como del disenso. Un trabajo que muestra con claridad cómo estas actitudes se movieron dentro de un espectro que va desde el disenso compatible con la colaboración y sostenimiento de la dictadura a la ruptura con el régimen, pasando por la rivalidad política que podía coexistir o derivar en uno de los anteriores.

En conjunto, el dosier ayuda a esclarecer la compleja realidad que supuso vivir bajo la dictadura franquista, destacando la existencia e importancia de la disidencia de baja intensidad. La represión pudo, en muchos casos, restringir la expresión de la disidencia a la esfera privada, pero no logró erradicarla. Irónicamente, en algunos casos, la existencia de ciertas disidencias de baja intensidad pudo incluso favorecer la consolidación del Franquismo. Así, al poner el foco en colectivos cercanos al régimen, el presente dosier ayuda a explorar en profundidad el complejo y nada uniforme proceso de gestación y mantenimiento de los apoyos sociales del régimen.


* El presente trabajo se inscribe dentro del proyecto «Posguerras civiles: violencia y (re)construcción nacional en España y Europa, 1939-1949» ­(POS-C-WARS) financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, código PGC2018-097724-B-100.

1 Sobre la masculinidad en el primer tercio del siglo xx, véanse Nerea Aresti: «Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930», Mélanges de la Casa de Velázquez, 42(2) (2012), pp. 52-72; Mary Vincent: «The Martyrs and the Saints: Masculinity and the Construction of the Francoist Crusade», History Workshop Journal, 47 (1999), pp. 68-98, e íd.: «La reafirmación de la masculinidad en la cruzada franquista», Cuadernos de Historia Contemporánea, 28 (2006), pp. 131-151.

2 Entrevista a Josefa Chouza realiza por Francisco Leira en 2010 en su domicilio de Ferrol (A Coruña). Grabación propia.

3 Rafael Cruz: En el nombre del pueblo, Madrid, Siglo XXI, 2006, y Eduardo González Calleja: Cifras cruentas, Granada, Comares, 2016.

4 Antonio Cazorla: «Sobre el primer franquismo y la extensión de su apoyo popular», Historia y Política, 18 (2002), pp. 303-320, y Francisco J. Leira Castiñeira: Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización militar, Madrid, Siglo XXI, 2020.

5 Ismael Saz: «Introducción: entre la hostilidad y el consentimiento. Valencia en la posguerra», en Ismael Saz y J. Alberto Gómez Roda: El franquismo en Valencia. Formas de vida y actitudes sociales en la posguerra, Valencia, Episteme, 1999, pp. 9-35, y Carme Molinero: La captación de las masas política social y propaganda en el régimen franquista, Madrid, Cátedra, 2005.

6 Es preciso tener en cuenta los modelos piramidales de Peukert y Botz, en especial en cuanto a la gradación de la resistencia y oposición, así como las aportaciones de Broszat y Kershaw para el caso alemán. Detlev Peukert: Inside Nazi Germany: conformity, opposition, and racism in everyday life, New Haven, Yale University Press, 1987; Gerhard Botz, «Methoden- und Theorieprobleme der historischen Widerstandsforschung», en Helmut Konrad y Herbert Steiner: Arbeiterbewegung, Faschismus, Nationalbewußtsein, Viena-Múnich-Zúrich, Europaverl, 1983; Martin Broszat, Elke Fröhloch y Anton Grossmann: Bayern in der NS-Zeit. 4, Herrscaft und Gesellschaft im Konflikt. Teil C, Múnich, Oldenbourg, 1981, e Ian Kershaw: The Nazi dictatorship: problems and perspectives of interpretation, 4.ª ed., Londres, Arnold, 2000.

7 Ian Kershaw: Popular Opinion and Political Dissent in the Third Reich, Bavaria, 1933-1945, Oxford, Claredon Press, 1983; Peter Fristche: De alemanes a nazis, 1914-1933, Madrid, Siglo XXI, 2009; Mark Mazower: Dark Continent: Europe’s Twentieth Century, Nueva York, Knopf, 1998; Geof Eley: Nazism as Fascism: Violence, Ideology, and the Ground of Consent in Germany, 1930-1945, Londres, Routledge, 2013; Michael Burleigh: Combate moral. Una historia de la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Taurus, 2011; Francis R. Nicosia y Lawrence D. Stokes: Germans Against Nazism: Nonconformity, Opposition and Resistance in the Third Reich, Oxford, Berghahn Books, 2015; Victoria de Grazia: The Culture of Consent: Mass Organization of Leisure in Fascist Italy, Cambridge, Cambridge University Press, 1981; Luisa Passerini: Torino operaia e fascismo. Una storia orale, Bari, Laterza, 1984; íd: Fascism in Popular Memoria. The Cultural Experience of the Turín Working Class, Londres, CUP, 1987; Paul Corner (ed.): Il consenso totalitario. Opinione publica e opinione popolare sotto fascismo, nazismo e comunismo, Bari, Laterza, 2012; Pierre Laborie: Les Français sous Vichy et l’Occupation, Toulouse, Éditions Milan, 2003, y Philippe Burrin: La France à l’heure allemande, 1940-1944, París, Seuil, 1995.

8 Véase Raymond Williams: Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1980.

9 Aurora G. Morcillo: En cuerpo y alma. Ser mujer en tiempos de Franco, Madrid, Siglo XXI, 2015.

10 Charles Tilly: El siglo rebelde, 1830-1930, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1997; Sidney Tarrow: El poder en movimiento, Madrid, Alianza Editorial, 2004; Dough McAdam: Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Madrid, Istmo, 1999, y James C. Scott: Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance, Yale, Yale University Press, 1985.

11 Eric J. Hobsbawm: Primitive rebels: studies in archaic forms of social ­movements in the 19th and 20th centuries, Manchester, Manchester University Press, 1959.

12 Cfr. Xosé Manoel Núñez Seixas: ¡Fuera el invasor!, Madrid, Marcial Pons, 2006, y Zira Box: España, año cero: la construcción simbólica del franquismo, Madrid, Alianza Editorial, 2010.

13 Alfonso Lazo Díaz: Una familia mal avenida: Falange, Iglesia y Ejército, Madrid, Síntesis, 2008, p. 16.

14 Martin Broszat, Elke Fröhlich y Anton Grossmann: Bayern in der ­NS-Zeit. 4..., e Ian Kershaw: The Nazi dictatorship...